Persona sujeto moral

Clasificado en Filosofía y ética

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IDENTIDAD PERSONAL, LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD
El ser humano como sujeto moral, se va haciendo a sí mismo con sus
elecciones ético-morales que le pueden llevar a ser feliz y realizarse
en la vida o amargarse y frustrarse en la vida. El bien que toda
persona apetece lograr en su vida moral es, según Aristóteles y Santo
Tomás, lograr lo mejor para su vida. El hombre, la persona que es
sabia y buena moralmente intentará hacer siempre el bien; y no se
doblegará ante la buena o mala suerte que le depare la vida para
lograr su equilibrio interno emocional y psicológico.
Nosotros, como personas, tenemos diversas posibilidades de elección
vital y diferentes perspectivas existenciales; por ejemplo, hay
diferentes carreras, oficios y profesiones, actividades deportivas, y a
tenerlas ante nosotros, descubrimos que nos atraen más unas que
otras,  o que algunas son más adecuadas a nuestras capacidades. Vamos
eligiendo nuestro proyecto de vida. Las personas debemos tener ideales,
es decir, un conjunto de valores, creencias y aspiraciones que sirvan de
modelo de nuestra conducta para realizamos en la vida, y los más
positivos para las relaciones humanas y sociales son: reconocer la
dignidad e igualdad de las personas, conseguir la paz, lograr el desarrollo
ecológico sostenible, la responsabilidad y honestidad personal y laboral,
eliminar actitudes violentas y respetar los derechos humanos.


LA PERSONA COMO SUJETO MORAL
La persona es un sujeto de responsabilidad moral porque, al no estar
determinado por la herencia genética de la especie, tiene que tomar
decisiones personales responsables y elegir lo más adecuado para
sobrevivir y para vivir bien. Según afirma Javier Sádaba, detrás de la
conducta  más alturista está el deseo egoísta de la satisfacción personal.
Y la moral debe ser universal y universizable: porque lo que es válido
para una persona lo es para todos (así, no se debe matar a nadie porque
atenta contra la dignidad inalienable de las personas). El hombre es
un sujeto moral que está inserto dentro de una sociedad determinada
con un código de comportamiento moral adaptado a un sistema
sociocultural determinado. David Hume, la bondad o maldad de un
acto está en un sentimiento de aprobación o desaprobación de los
sujetos hacia un acto moral. Y los hombres, como sujetos morales,
tenemos la capacidad humana e intransferible  de poder elegir entre
varias posibilidades la más adecuada, la más correcta, la  mejor
para desarrollar y mejorar nuestro ser personal. Javier Sádaba: el
Estado debe  promocionar y respetar los bienes sociales y
económicos y los modelos cívicos de buena vida social
respetándonos entre nosotros como ciudadanos responsables. El
sujeto moral debe practicar las virtudes para poder realizarse en la vida
como persona responsable, honesta y feliz. Para Zubiri, las virtudes son
puras y simplemente posibilidades: es el deseo de lograr cosas, es
aquello que apetece al hombre conseguir. Quien mejor ha definido la
virtud en la Historia de la Filosofía moral ha sido Aristóteles, la define
como héxis, la libre elección personal que supone un término medio
regulado por el logos racional de la prudencia y la escolástica latina
medieval distingue 4 virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza
y templanza.



LA RESPUESTA ÉTICA A LOS INTERROGANTES DEL SER HUMANO
Desde el principio de la reflexión moral sobre la conducta ética
del ser humano se ha tenido presente un esfuerzo racional por
responder a los grandes interrogantes del ser humano:¿quién
soy?¿de dónde vengo?. La ética ha intentado dar respuesta a
estos interrogantes. Para Epicuro, en el siglo III a.C. la reflexión
filosófica sobre la vida moral del hombre es una actividad que
procura una vida feliz. Para los estoicos, son felices los que
hacen el bien y actúan virtuosamente, que siguen una conducta
moral recta, lo que da sentido a la vida humana en la búsqueda
del bien moral a través de la virtud y de buscar la justicia social.
Aristóteles consideraba que para ser feliz había que practicar
las virtudes éticas desarrollando buenos hábitos de
comportamiento para lograr el bien moral. Y la consecución
última de la felicidad implica en la reflexión ética aristotélica,
llegar a la contemplación interior. En la Edad Media, Tomás de
Aquino consideraba el amor como el apetito o la tendencia del
ser humano hacia el bien moral, que debía perseguir toda la
persona para sentirse feliz. Este amor será, en 1ª constancia,
como también para Aristóteles, amor a sí mismo, amor a los
otros y a las cosas. Pero el amor a sí mismo no es sinónimo de
egoísmo; es amor a lo mejor de nosotros. Para Thomas Hobbes,
la felicidad es querer desear objetos de forma constante: el
placer como fin en sí mismo. En el pensamiento ilustrado
europeo del siglo XVIII se desarrolla, a parte del selflove o
egoísmo racional con la búsqueda calculada y prudente de la
propia felicidad, el principio de la benevolencia, es una
filantropía universal. Nietzsche, en el siglo XIX, se preguntaba
qué sentido tenía apartar de nuestra existencia de la desgracia,
los miedos, las privaciones, porque todo eso nos hace crecer
éticamente para fortalecer nuestra voluntad del poder existencial.

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