Análisis del poema 'Un día habrá una isla' de Pedro García Cabrera
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En el poema que nos ocupa, "Un día habrá una isla", integrado en el libro Las islas en que vivo, el autor aprovecha para concienciar a la sociedad sobre la lucha por la libertad, la injusticia y la solidaridad. El deseo de libertad, junto con la necesidad de la esperanza, conforman el núcleo temático de este poema circular de Pedro García Cabrera. "Un día habrá una isla / que no sea silencio amordazado." La idea de luchar por la libertad recuerda a la voz comprometida de los versos críticos de Gabriel Celaya o Blas de Otero, en el panorama peninsular, y del grancanario Agustín Millares Sall, en las letras isleñas.
El poeta expresa su deseo de que haya algún día un lugar en el que tanto él como los demás puedan expresarse libremente. En especial, aquellos que han sufrido y quedado marcados, pero siguen luchando. Atendiendo a su estructura interna, se distinguen tres partes:
- Primera parte: abarca los cinco primeros versos, en los que el poeta expresa el deseo de que algún día habrá un futuro libre.
- Segunda parte: se extiende desde los versos 6 al 13, en la que el autor nos comunica que sabe que él solo no anhela la libertad, sino que son muchos más los que, como él, sufren y esperan esa ansiada libertad.
- Tercera parte: abarca desde el verso 14 hasta el final, donde vuelve a la idea inicial, su deseo de conseguir la libertad; es por esto que su estructura es circular.
Pedro García Cabrera elige el modelo métrico de la silva, combinando a voluntad heptasílabos con endecasílabos, con los que subraya así su impronta personal. Respecto a la rima, da relevancia a la asonancia i-a de los versos impares 1, 5, 9, 13 y 17, y focaliza así la atención sobre el concepto "isla". La armonía del poema se justifica también con el empleo recurrente, en primer lugar, del hipérbaton, que pone de relieve ideas y conceptos clave, hablando en nombre de la sociedad. Lo observamos en los versos 6 y 7: “Sólo no estoy. Están conmigo siempre / horizontes y manos de esperanza”, que destacan la imagen de la soledad y la presencia de los otros, respectivamente.
En segundo lugar, la frecuencia del encabalgamiento subraya la contundencia del mensaje que quiere ser unánime. Advertimos el encabalgamiento oracional del comienzo y del final del poema: “isla / que no sea...” y “están conmigo siempre / horizonte y manos de esperanza”, que fluye suavemente hasta el final del verso encabalgado. Encontramos una metáfora: “y se tragan el tiempo en carne viva”; las personas que viven en la isla sienten que el tiempo pasa muy lentamente y que cada día se vive con intensidad, pero de manera dolorosa. Además, hay una elipsis en el verso “Que me entierren en ella”.
Otros recursos presentes son la anáfora: “y se tragan el tiempo en carne viva / Y cuando mis palabras se liberen”, que aporta lentitud, además de un polisíndeton en los versos 11, 13 y 14: “el corazón y el rumbo en las tormentas”, “y se traga el tiempo en carne viva / Y cuando mis palabras se liberen”, que, una vez más, aporta lentitud y hace hincapié en el sufrimiento continuo. El autor hace uso de la simbología con el “mar”, que representa la libertad; la “isla”, que representa la prisión; y la “orilla”, que representa la esperanza.
En conclusión, este texto de Pedro García Cabrera nos recuerda la importancia de mantener la esperanza y la búsqueda de un lugar seguro en tiempos difíciles. Esta obra nos invita a reflexionar sobre la capacidad humana para imaginar un futuro mejor, incluso en medio de la adversidad.