El Arte Barroco: Tenebrismo, Murillo y la Perspectiva

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El Arte Barroco

Tenebrismo

El Tenebrismo, nombre que la historiografía del arte da a la fase inicial de la pintura barroca a comienzos del siglo XVII, consiste en un violento contraste entre luces y sombras mediante una iluminación puntual y forzada. El adjetivo "tenebrista" se debe al manejo virtuoso del claroscuro, acentuando los contrastes entre zonas iluminadas y zonas en sombra. Si bien este efecto había logrado resultados espectaculares en arquitectura, Caravaggio fue el primero en utilizarlo al máximo en la pintura.

Con fondos neutros que se pierden en la oscuridad, donde no se intuye ningún espacio ni personaje adicional, se realzan violentamente rostros, manos y telas con focos de luz laterales y diagonales. Esta técnica incide sobre las superficies, aplanando su volumen y creando un ritmo interno en la composición basado en el juego lumínico. Este efecto espectacular fue clave para el éxito de esta escuela. Los temas, mayoritariamente religiosos, suelen eludir el paisaje y renuevan el concepto de bodegón, que con los caravaggistas comienza su andadura como género independiente.

Barroco

El Barroco, movimiento cultural y estilo artístico desarrollado entre el siglo XVII y mediados del siglo XVIII, abarcó diversas disciplinas como la arquitectura, la pintura, la música y la literatura. Se caracterizó por la ornamentación excesiva, el sentido del movimiento, la energía, la tensión y los fuertes contrastes de luces y sombras que realzan los efectos escenográficos en muchas obras.

Una intensa espiritualidad, expresada en escenas de éxtasis, martirios y apariciones milagrosas, es frecuente. Tanto en el Renacimiento como en el Barroco, los pintores buscaban la representación correcta del espacio y la perspectiva, insinuando enormes espacios en sus obras. El naturalismo, otra característica esencial, se manifiesta en la representación individualizada de las figuras, con su propia personalidad. Los artistas buscaban plasmar los sentimientos interiores, las pasiones y los temperamentos, reflejados en los rostros de sus personajes.

Murillo

Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, Murillo es asociado principalmente con la imagen de sus vírgenes: puras, delicadas, sencillas y exquisitas, envueltas en una gracia que hoy podría considerarse excesivamente sentimental para algunos. Su estilo se divide en tres periodos: el estilo frío (hasta 1652), el cálido (1652-1656) y el vaporoso (aproximadamente de 1667 a 1682).

Las escenas costumbristas, con gran demanda entre los comerciantes y banqueros flamencos que habitaban en Sevilla, fueron una de sus especialidades. Sus primeras obras muestran la influencia del naturalismo tenebrista, muy popular en Sevilla en aquel entonces.

Perspectiva

La perspectiva, recreación de la ilusión de profundidad en una superficie bidimensional, fue estudiada en el Renacimiento para lograr representaciones artísticas más realistas. Giotto la utilizó con maestría, incorporando grandes masas rocosas y edificios ladeados para captar la profundidad. Masaccio fue el primero en emplear la perspectiva lineal con un punto de fuga, mientras que Brunelleschi fue el gran descubridor de la perspectiva matemática.

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