Arte Egipcio: Templos y Escultura

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Templos Egipcios

Los templos egipcios cumplían una función devocional, albergando la figura de un dios y sirviendo como espacio para los ritos en su honor. La religión politeísta egipcia impulsó la construcción de numerosos templos para el culto a sus dioses.

Distribución

La distribución típica de un templo egipcio se iniciaba con una avenida de esfinges que culminaba en la entrada, flanqueada por dos obeliscos que simbolizaban los rayos del sol. El edificio, de planta rectangular, accedía a través de una puerta entre dos pilonos. Tras esta, se encontraba la sala hípetra o patio porticado, accesible al pueblo. A continuación, la sala hipóstila, reservada a los sacerdotes, con columnas de diversas formas (papiriformes, lotiformes, campaniformes, hathóricas). Finalmente, la cella o naos, destinada a la divinidad y accesible solo al faraón y al sumo sacerdote, un espacio oscuro. La altura de los techos y la luz disminuían progresivamente hacia el interior del templo. Ejemplos de estos templos son los de Karnak y Luxor.

Escultura Egipcia

La escultura egipcia, además de su función religiosa, representaba escenas de la vida cotidiana con un carácter mágico. Se manifestaba en relieve y bulto redondo.

Bulto Redondo

Temas: Estatuaria real (el faraón en actitud hierática) y estatuaria cortesana (funcionarios, escribas, sacerdotes), utilizando a menudo materiales nobles como el oro.

Materiales: Materiales blandos (piedra caliza, madera), piedras duras (granito, basalto) y metales nobles (oro).

Formas: Sólidas, macizas, cúbicas (estatua-cubo), adaptadas al bloque, sin salientes para evitar roturas. Simetría y frontalidad. Arquetipo idealizado para el faraón y realismo para hombres ordinarios.

Proporciones: Jerarquización de las figuras según su importancia (el faraón más grande). Se utilizaba el canon de los 18 puños (la altura total de la figura era 18 veces la medida del puño cerrado), posteriormente sustituido por el de 21.

Movimiento: Escaso. Figuras hieráticas con predominio de la frontalidad. Extremidades rígidas (brazos pegados al cuerpo, puños cerrados). Pliegues de las ropas y peinados rígidos. El movimiento se sugería adelantando una pierna.

Expresión del rostro: Hieratismo solemne, rostros inexpresivos, imágenes frías y distantes, mirada perdida, ojos almendrados. La rigidez del gesto simbolizaba la eternidad.

Color: Algunas esculturas en caliza o madera se policromaban para acentuar el realismo, con tonos oscuros para los hombres y claros para las mujeres. Ejemplos: esculturas de Kefrén y Tríada de Micerinos (Museo de El Cairo), Rahotep y su esposa Nofret (Museo de El Cairo), El escriba sentado (Museo del Louvre).

Relieve

El relieve, abundante en mastabas e hipogeos, se caracterizaba por su bajo relieve y policromía, asemejándose a pinturas con figuras sobresalientes. Cumplía una función decorativa, didáctica y de propaganda política. Representaba escenas de la vida cotidiana, hazañas bélicas de los faraones, ceremonias religiosas o funerarias, incluyendo inscripciones jeroglíficas. Seguía un convencionalismo: cabeza de perfil, ojo de frente, cuerpo superior de frente y cuerpo inferior de perfil. Buscaban representar de frente los volúmenes considerados más hermosos: el ojo (expresión del alma) y el tronco. La representación de perfil de las piernas aportaba movimiento. Se empleaban el bajorrelieve (figuras sobresalientes) y el huecorrelieve (figuras excavadas en el muro, utilizado en exteriores para que las sombras realzaran la obra).

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