Arte Románico: Arquitectura, Escultura y Pintura

Arte Románico

Arquitectura Románica

Además de las construcciones religiosas, el estilo románico también abarcó las civiles, como castillos, murallas y torres fortificadas. En España, estas construcciones, hechas de piedra con sistemas abovedados, están relacionadas con la situación fronteriza de los reinos hispánicos con Al-Andalus. En Italia destacan San Ambrosio de Milán y el conjunto de Pisa (Catedral, Baptisterio y la famosa Torre inclinada).

Escultura y Pintura Románica

Junto a la arquitectura, la escultura y la pintura tuvieron una especial relevancia en el arte románico. Ambas estaban supeditadas a la arquitectura, con una función didáctica para transmitir las Sagradas Escrituras a una población mayoritariamente analfabeta. Las imágenes, generalmente de Cristo, la Virgen, santos, apóstoles, etc., se caracterizan por el hieratismo, la rigidez y la falta de movimiento.

Características de la Escultura Románica

La escultura románica tenía dos objetivos principales: embellecer el edificio y enseñar la doctrina de la Iglesia. Cumplía una finalidad didáctica al divulgar temas del Antiguo y Nuevo Testamento, vidas de santos y relatos morales. Se integraba plenamente al edificio, subordinándose a la arquitectura de la iglesia.

• Ley de adaptación al marco: La figura se adapta al marco arquitectónico, lo que puede resultar en desproporciones y antinaturalismo.
• Horror vacuii: Densidad ornamental que llena todos los espacios.
• Esquematización: Se marca lo esencial en la narración, priorizando el mensaje sobre las proporciones.
• Fuerte carga simbólica: Se da más importancia a la simbología que a la representación realista.
• Antinaturalismo: Se manifiesta en la ausencia de tridimensionalidad, perspectivas jerárquicas y deformaciones intencionales.
• Planitud y frontalidad: Las figuras carecen de volumen y se presentan de frente.
• Rigidez e hieratismo: Las figuras son rígidas y originan composiciones yuxtapuestas, sin interacción entre ellas.