El Barroco: Arte, Monarquía y Contrarreforma
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El adjetivo barroco se utiliza para designar a la cultura europea del siglo XVII.
No solo al estilo artístico dominante sino, por extensión, a la monarquía absoluta, la economía mercantilista y la Contrarreforma religiosa.
La palabra surge en el siglo XVI del lenguaje técnico de los joyeros portugueses, que llamaban barrôco a la perla irregular que utilizaban para decorar estructuras de oro y plata.
En el siglo siguiente, los comerciantes florentinos la utilizan para designar operaciones mercantiles fraudulentas.
Su sentido estético lo adquiere en Francia, en la segunda mitad del XVIII, pero con un sentido negativo, equivalente a confuso o a extravagante.
En el siglo XIX, se mantiene la consideración peyorativa: se llama barroco al arte complicado y recargado, opuesto a las normas clásicas del Renacimiento.
La consideración del Barroco como un estilo artístico con características propias fue iniciada por el historiador suizo Heinrich Wölfflin.
A partir de él, se han generado dos corrientes: la formal, que se centra en los valores plásticos, y la sociológica, que considera el Barroco como una época histórica.
En gran medida, el Barroco fue un arte que se puso al servicio de las monarquías absolutas.
Edificios enormes y con una decoración fastuosa sirvieron para mostrar el poder de los reyes y persuadir a los súbditos de la necesidad de obedecerlos.
El catolicismo de la Contrarreforma impondrá el gusto por las composiciones aparatosas y el tono triunfal derivado de la idea de que había sido aplastada la herejía protestante.
Dentro del Barroco, se pueden distinguir dos etapas: El barroco pleno o maduro (aproximadamente, entre 1630 y 1680) y El barroco tardío o rococó, que se prolonga hasta mitad del XVIII.
Dentro del Barroco, podemos encontrar elementos comunes (el orden colosal y la riqueza en la ornamentación) pero también diferencias de unos lugares a otros (el diseño de los interiores y la composición de las fachadas.
La arquitectura barroca italiana se caracteriza por las líneas curvas de las fachadas que parecen otorgar movimiento a los edificios.