Características del Ser Humano en la Antropología Cristiana y el Reino de Dios en las Parábolas de Jesús
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Características del Ser Humano en la Antropología Cristiana
Podemos decir que un cristiano es una persona revestida de Cristo, transformada interiormente y de manera radical. A continuación, se detallan algunos rasgos:
Imagen de Dios
Todo ser humano es imagen de Dios. Cada persona tiene una dignidad especial, y la libertad es intrínseca a esa dignidad. Dios ha creado libre a cada mujer u hombre, con capacidad para elegir en su vida lo que le hace bien o lo que le hace mal y, con capacidad para ser responsable de sus elecciones. Por otra parte, ese estatus superior de la humanidad respecto de las otras criaturas conlleva la responsabilidad de cuidar todo lo creado, pues somos co-creadores con Dios.
En Comunión con los Demás
Ser imagen de un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo implica la apertura a los demás, la comunión con el otro, del mismo modo que el Padre, Hijo y Espíritu son comunión de personas. La sociabilidad es un rasgo característico de las personas. El ser humano realiza su sociabilidad mediante las relaciones familiares, afectivas y de amistad, y mediante la vivencia de la dimensión sociopolítica.
Abierto a la Fe y al Amor
La antropología cristiana afirma que todo ser humano es capaz de Dios. Somos hombres y mujeres abiertos a la fe. Y la fe en Jesucristo se traduce en la fe en un Dios que es, ante todo, amor. Para los cristianos, la fe y el amor no pueden ir por separado. Creer en el Dios de Jesucristo supone amarlo a Él y amar también al prójimo.
El Anuncio del Reino en las Parábolas
Jesús habla del Reino con imágenes sencillas, pero simbólicas y profundas. Usa imágenes domésticas y agrarias. Mediante parábolas, muestra que el Reino de Dios:
- Es una realidad sencilla y humilde, que pasa inadvertida, como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla.
- Tiene una gran capacidad transformadora: el Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche y de día, el grano brota y crece. El Reino de Dios es dinámico, se desarrolla sin que nos demos cuenta.
- Da fruto: la tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega. Quien se suma al proyecto del Reino, quien lo acoge y entiende cuál es su dinámica, se dará cuenta de que su propia vida tiene que ser fecunda para los demás.
A partir de las parábolas podemos concluir que Jesús salva del sentimiento, del tedio, del inmovilismo y de la desesperanza. El Reino que Él hace presente supone empapar la realidad y la vida de cada ser humano en la esperanza de una nueva realidad positiva que es don de Dios.