Carlos V: El Imperio Español y sus Conflictos Europeos
Carlos V y la idea de imperio
Carlos V heredó el título de emperador en unas circunstancias muy difíciles. Se acababa de producir la rebelión religiosa de los protestantes. Carlos V, influido por algunos de sus consejeros más cercanos, entendió que el imperio español tenía una gran misión histórica que cumplir: el mantenimiento de una monarquía cristiana y universal. Pero esta idea de Imperio fue discutida por quienes no creían en esa unidad cristiana de origen medieval y anteponían a ella los intereses de cada Estado. Por ello, la defensa del Imperio hizo que el emperador se viera envuelto en continuas guerras. Carlos V fue monarca de los reinos españoles, pero prestó más atención a su función como emperador de Occidente, lo que le convirtió en el personaje más importante de su época.
Supremacía sobre Francia
En la época de Carlos V y Felipe II, la superioridad española fue incontestable. Pero en el siglo XVII, España no pudo mantener su esfuerzo y, desde 1635, el signo del enfrentamiento cambió definitivamente. Los dos motivos del conflicto con Francia fueron el dominio en los reinos y la pugna en el territorio de Flandes. Carlos V y Francisco I de Francia chocaron pronto por las aspiraciones que ambos tenían en Italia. Bajo Felipe II, la enemistad que ambos países tenían se incrementó aún más. El primer episodio bélico fue la batalla de San Quintín (1557), con victoria de los tercios españoles. Pero la lucha continuó durante todo el reinado de Felipe II. El momento crucial se produjo con las pretensiones al trono francés por parte de Enrique de Borbón, que era hugonote (protestante calvinista francés). En la lucha que se desencadenó, España apoyó a los católicos. Pero en 1593, Enrique se convirtió al catolicismo y subió al trono como Enrique IV. España y Francia firmaron la paz de Vervins (1598), pero las hostilidades volvieron a nacer en la Guerra de los Treinta Años.
La lucha contra los protestantes
La ruptura de la unidad católica por la rebelión religiosa que se llamó protestante fue el problema principal que la monarquía de los Austrias tuvo que afrontar desde la época de Carlos V. Tanto Carlos V como sus sucesores en España hicieron de la lucha contra el protestantismo un objetivo fundamental. El emperador debía combatir el protestantismo por todos los medios.