César en África: Estrategias Militares y Discursos de Cicerón contra Catilina

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César y la Construcción de Naves

Al encontrarse en una situación de extrema dificultad, con todos los caminos ocupados por soldados y jinetes afranainos, y ante la imposibilidad de terminar los puentes, César ordena a sus soldados que construyan naves. Las quillas se hacían de madera ligera, y el resto del cuerpo de las naves, entrelazado con mimbre, se cubría con pieles.

Exploración y Preparativos

Al escuchar el griterío, detienen la marcha y mantienen unidas las tropas en el campamento. Al día siguiente, Petreyo marcha con unos pocos jinetes ocultamente para explorar los lugares. Esto mismo se hace desde el campamento de César. Lucio Decidio es enviado con unos pocos para que examine la naturaleza del lugar.

Curión en Utica

Sucedidas estas cosas, Curión se retira al campamento y es proclamado general con aclamación de todo el ejército. Al día siguiente lleva al ejército a Utica y levanta el campamento cerca de la ciudad. Todavía no terminada la obra del campamento, los jinetes anuncian que grandes tropas auxiliares enviadas por el rey vienen a Utica.

Marco Rufo y la Moral de las Tropas

Conocidas estas cosas, el cuestor Marco Rufo exhorta a los suyos para que no desfallezcan en su ánimo. Aquellos piden y suplican que sean devueltos en naves a Sicilia. Lo promete y ordena a los comandantes de las naves que al atardecer tengan todas las barcas arrimadas junto a la orilla.

Primer Discurso de Cicerón contra Catilina

¿Hasta cuándo, pues, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Cuánto tiempo todavía esa locura tuya se burlará de nosotros? ¿A qué límite se arrogará tu audacia desenfrenada? ¿Acaso no te conmovieron nada la guardia nocturna del Palatino, nada los centinelas de la ciudad, nada el miedo del pueblo, nada las carreras de todos los hombres de bien, nada las caras y rostros de estos?

La Inacción del Senado

¡Oh tiempos, oh costumbres! El Senado conoce estas cosas, el cónsul las ve, sin embargo, este vive. ¿Vive? Sí, pero incluso viene al Senado, se hace partícipe del consejo público, señala y designa con la mirada a cada uno de nosotros para el asesinato. En cambio, nosotros, hombres valientes, parecemos hacer bastante a la República si evitamos la locura y las armas de este.

La Amenaza de Catilina

A la muerte, Catilina, ya convenía hace tiempo que fueras llevado por orden del cónsul. Contra ti dirigen la ruina que tú has maquinado contra todos ya hace tiempo. Un hombre magnífico, Publio Escipión, mató, siendo un ciudadano particular, a Tiberio Graco, que hacía tambalear levemente el estado de la República. A Catilina, que desea devastar el orbe de la tierra con el asesinato y con incendios, nosotros, cónsules, ¿soportaremos hasta el final?

El Carácter de Catilina

Lucio Catilina, nacido de noble linaje, fue de gran fuerza de ánimo y de cuerpo, pero de ingenio malo y depravado. A este, desde la adolescencia, las guerras internas, los asesinatos, los robos, la discordia civil, le fueron gratas, y en tales cosas ejercitó su juventud.

Las Ambiciones de Catilina

Su ánimo siempre deseaba cosas demasiado altas. Se agitaba más y más cada día su ánimo feroz por la escasez de patrimonio y por la conciencia de sus crímenes. Lo incitaban además las costumbres corruptas de la ciudad, a las que ultrajaban, pésimos y opuestos entre sí, lujuria y avaricia.

Las Amistades Peligrosas

Si alguno, todavía libre de culpa, había caído en su amistad, con el trato diario y con tentaciones fácilmente se hacía igual o semejante a los demás. Pero, sobre todo, intentaba tomar amistades de los jóvenes. Sus ánimos, blandos todavía y poco sólidos, eran cogidos sin dificultad con engaños.

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