Cluny III, Santo Tomás y el Románico: Un Viaje por la Escultura y Pintura Medieval
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Abadía de Cluny III
Arquitecto: Desconocido
Cronología: 1088 d.C
Localización: Borgoña (Francia)
Estilo: Románico
Material: Piedra
Cluny III fue demolida durante la Revolución Francesa; solo se conserva el brazo sur de uno de los transeptos. Su iglesia destacaba por sus esbeltas formas. Sus torres dinamizaban el conjunto y evitaban que resultase pesado. Las proporciones y la importancia de la orden cluniacense tuvieron influencia en la construcción de templos románicos. La mayoría de las iglesias de peregrinación se proyectaron siguiendo las características que introdujo Cluny III: la portada historiada, las fachadas franqueadas por torres y las cabeceras de los templos más complejas.
Cluny II, consagrada en el 981 y también desaparecida, había sido el arquetipo de las iglesias del primer románico. Cluny III sería la respuesta a nuevas necesidades que planteaba la necesidad económica de la orden. El cambio más espectacular entre Cluny II y III fue la sustitución de la iglesia por un monumental templo con un doble transepto y un gran deambulatorio. Sumaban 15 absidiolos adosados. La fachada, franqueada por dos torres, se abría a un amplio nártex de 3 naves. La nave central estaba cubierta por una bóveda de cañón y el alzado interior, a 3 niveles, tenía: grandes arcadas, tribunas y cuerpo de ventanales altos. Su cabecera se construyó entre 1088-1130. Se crearon grandes transeptos con absidiolos y el deambulatorio con capillas radiales.
En el 910, Guillermo de Aquitania fundó el monasterio de Cluny. Sería el germen de la primera reforma benedictina, sintetizada en el lema "ora et labora". El monasterio no debía tener contacto con el exterior. Planteado como una ciudad en miniatura, la iglesia era su punto neurálgico. El claustro se abría a las principales dependencias: receptorio y sala capitular. Se completaba con las cocinas, el dormitorio común, el scriptorium y las huertas. Con los cluniacenses, el monacato benedictino alcanzó un puesto predominante en la sociedad del siglo XI. Los monasterios fueron foco de poder y riqueza. Se hizo necesaria una segunda reforma, la de los cistercienses.
La Duda de Santo Tomás
Autor: Desconocido
Cronología: 1130 d.C
Técnica: Talla
Material: Piedra
Localización: Santo Domingo de Silos (Burgos)
Muestra un original planteamiento: Cristo no ocupa el centro, sino que está ligeramente desplazado hacia la izquierda, pero sigue siendo el centro de atención; la mayor parte de los apóstoles le miran. Su brazo derecho levantado rompe la homogeneidad y reclama la mirada. El planteamiento sigue rigurosamente los preceptos para este tipo de escultura: todos los personajes quedan situados a la misma altura gracias a la ingeniosa yuxtaposición, en tres frisos, de figuras de igual tamaño; se conforma un espacio geométrico delimitado por el arco de medio punto que se apoya en dos columnas, rematadas por capiteles; los personajes se adaptan al marco y la figura de Cristo es mayor.
La acción del brazo alzado de Cristo se completa con el gesto de Santo Tomás, que toca la herida, y la agitación espiritual de los apóstoles, reflejada en las posiciones antinaturales de sus piernas y en la gesticulación de sus manos, suavizando el hieratismo. Este bajo relieve sorprende por la delicadeza de la talla, plana y de ejecución perfecta, que remite a los bellísimos trabajos de marfil y que tiene reminiscencias bizantinas y mozárabes. Las figuras presentan volúmenes redondeados y los ropajes se ajustan al cuerpo. Se basa en el relato evangélico del encuentro de Jesús con Santo Tomás. La parte fundamental reside en los relieves de los pilares, pero también en los capiteles del claustro.
Virgen de Nuria
Representada como trono de Jesús, bendice con una mano y sostiene el libro de la ley en la otra. Tenía su origen en la Theotokos copta en los mosaicos bizantinos. Los personajes revisten hieratismo y solemnidad. No tienen expresividad y movimiento. Se distancia de la humanidad y potencia la frontalidad. Es una talla de madera de los siglos XII o XIII, está policromada y conserva la pintura en perfecto estado. Son patentes el esquematismo y la simetría de los rostros, de grandes ojos almendrados, mirada fija y una leve sonrisa. Viste una túnica toscamente tallada, pero maravillosamente policromada.
Majestad Batlló
De autor desconocido, data del siglo XII y se localiza en Barcelona. En España, se difundieron en el siglo XII las "majestades". A esta iconografía importada de oriente se debían la rigidez, la frontalidad, la desproporción y la falta de interés por el volumen. El antinaturalismo proporcionaba distanciamiento y el aura de autoridad que emanaba de la talla para simbolizar el poder divino. El Cristo solemne, triunfante y sin huellas de dolor, con los ojos abiertos, mostraba su victoria sobre la muerte. La Majestad de Batlló magnificó este arquetipo. Sigue un criterio de simetría, cuerpo rígido, desproporción y eje de simetría roto por una ligera inclinación de la cabeza. Todos los elementos refuerzan esta simetría exacerbada.
Frescos de San Isidoro de León
Autor: Desconocido
Cronología: Siglo XI-XII
Técnica: Temple o fresco
Localización: Panteón de los Reyes
Caracterizados por su gama cromática sobre fondo blanco. Las figuras revelan la experimentación personal del autor. Destaca la falta de perspectiva; el espacio está compartimentado por cenefas o por composiciones arquitectónicas estereotipadas con la única función de enmarcar y articular la escena. El anuncio a los pastores exalta la cultura pastoril y une con naturalidad lo sobrenatural y lo cotidiano. Las esquinas, rincones y curvas de la bóveda se resuelven simulando riscos y montañas. El ángel vuelve la mirada y señala al fresco contiguo de la Navidad; un pastor sopla un instrumento y otro hace sonar el cuerno; un pastor no se da cuenta de que su enorme mastín leonés aprovecha para devorar su cena. Se completa con animales y con árboles esquemáticos y matas de hierba.
La Última Cena obligó al artista a simular un marco arquitectónico que convirtiese el espacio ondulado y horizontal; dos pilastras sostienen una distorsionada cúpula. La Maiestas Domini ocupa la primera bóveda de la nave central. Cristo juez emerge dentro de una mandorla y sobre un fondo azul, se sienta sobre el arco iris y viste una túnica y manto. Sostiene un libro con la inscripción "Ego sum lux mundi" sobre sus hombros, alfa y omega. Sus pies quedan próximos a la puerta de acceso al templo. En los ángulos destacan los cuatro evangelistas con cuerpos de hombre, alas de ángel y cabezas representando los símbolos del tetramorfo. Forman un conjunto de frescos conservados in situ. Las escenas se estructuran en relación con los tres ciclos litúrgicos: la Navidad, la Pasión y la Resurrección. Se completa con representaciones de los signos del zodiaco y el calendario agrícola.