Conceptos Clave del Psicoanálisis: Freud, Klein y la Dinámica de las Masas
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Freud y Le Bon: La Psicología de las Masas
Sigmund Freud, en concordancia con Gustave Le Bon, describe a la masa como impulsiva, voluble y excitable. Esta es guiada casi exclusivamente por el inconsciente, manifestando impulsos que pueden ser tanto nobles como crueles. La masa se caracteriza por la sensación de omnipotencia, la influenciabilidad y la credulidad, mostrándose acrítica y poco receptiva a argumentos lógicos. En cambio, responde a imágenes vivas, exageradas y repetitivas. La conducta ética en las masas es variable, pudiendo superar con creces el nivel individual o, por el contrario, quedar muy por debajo de él. Las ideas opuestas coexisten y se toleran, y la respuesta se da ante formaciones lingüísticas simples, no a argumentos razonados.
La Libido y su Influencia en las Masas
Freud explica que en las masas, el aumento de lo afectivo y la disminución de lo intelectual se deben a la cancelación de las inhibiciones pulsionales (es decir, la supresión de la represión). Define la libido como:
"Llamamos así a la energía, considerada como magnitud cuantitativa, aunque por ahora no medible, de aquellas pulsiones que tienen que ver con todo lo que puede sintetizarse como “amor” (unión sexual)."
Los vínculos de amor (libidinales) constituyen la esencia del alma de las masas, fundamentados en dos teorías: Eros y el amor que surge de ellos.
Identificación: El Mecanismo de Cohesión
La identificación es la forma más originaria de ligazón afectiva con un objeto. Puede sustituir una ligazón libidinosa de objeto por vía regresiva, mediante la introyección del objeto en el yo. Surge a partir de cualquier comunidad percibida en una persona que no es objeto de las pulsiones sexuales. Mientras más significativa sea esa comunidad, más exitosa será la identificación parcial, dando inicio a una nueva ligazón.
Enamoramiento e Idealización
El enamoramiento implica una idealización, producto de una aspiración sexual de meta inhibida. "El objeto es tratado como el yo propio", y una gran cantidad de libido narcisista fluye hacia el objeto. El amado ocupa el lugar del ideal del yo, nunca alcanzado. El mecanismo psicológico de las masas se basa en que una multitud de individuos colocan un mismo objeto en el lugar de su ideal del yo, identificándose entre sí en su yo. La libido ligada al narcisismo se transfiere a la ligazón con el ideal y con aquellos que también lo idealizan. El yo individual está dispuesto a sacrificarse por el ideal y por el grupo.
Tótem y Tabú: Orígenes del Orden Social
El tótem, generalmente un animal, representa al antepasado común de un linaje. Cada individuo desciende de él, busca parecerse a él, y se considera parte de una hermandad más fuerte que los lazos familiares. El tabú se define como algo sagrado, santificado, pero también peligroso, ominoso, prohibido e impuro (relacionado con la represión pulsional). La exogamia, impuesta por el tabú, obliga a buscar intercambio sexual fuera del propio linaje, manifestando un horror al incesto (prohibiciones en las relaciones sexuales y sociales según sexo y linaje).
El Retorno del Totemismo en la Infancia
Freud analiza el caso de "Hans", un niño que desarrolla una fobia a los caballos. Observa una identificación con el animal, ambivalencia y desplazamiento del padre al animal. Esto se relaciona con "los dos crímenes de Edipo" y "los dos deseos primordiales del niño": no matar al animal/padre ni tomar como pareja sexual a una mujer de su linaje.
El Banquete Totémico y el Asesinato del Padre
El banquete totémico implica matar y comer al animal totémico, seguido de un duelo. En el asesinato del padre de la horda primitiva, el acto de devoración consuma la identificación con el padre, apropiándose cada uno de una parte de su fuerza. Tras el asesinato, surge el arrepentimiento, y "el muerto se volvió aún más fuerte de lo que fuera en vida". Este evento marca el paso de lo salvaje a la cultura, elevando al padre muerto a un estatuto simbólico.
El totemismo surge como respuesta al sentimiento de culpa, base de todas las religiones. La prohibición y la regulación del goce son el fundamento del pacto social, los sistemas legales y las religiones. Freud universaliza el complejo de Edipo a través de esta interpretación.
El Malestar en la Cultura: La Renuncia Pulsional
En "El Malestar en la Cultura", Freud plantea que los individuos ceden parte de sus mociones pulsionales a la civilización a cambio de protección, lo que genera un inevitable malestar. El propósito de la vida es la "dicha", la búsqueda de la felicidad y su mantenimiento, regido por el principio del placer. Sin embargo, este programa entra en conflicto con el mundo. La dicha es solo momentánea y se presenta como un problema de economía libidinal, que cada persona resuelve de manera particular.
Aquellos con tendencias eróticas buscan vínculos con otros, mientras que los más narcisistas buscan satisfacción en su interior. La capacidad de sublimación de las pulsiones determina la dirección de los intereses. El fracaso en obtener satisfacción puede llevar al refugio en la neurosis o la intoxicación. La cultura se define como la suma de operaciones y normas que distancian la vida humana de la animal, sirviendo a la protección frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos entre los hombres.
Melanie Klein y las Relaciones Objetales
Melanie Klein desarrolla la teoría de las relaciones objetales, centrándose en los objetos de la pulsión y su propósito (la satisfacción). Se diferencia de Freud al dar menos importancia a los impulsos biológicos y más a las pautas de las relaciones interpersonales. Su enfoque es más maternal, priorizando la intimidad y los cuidados de la madre. La motivación principal es el contacto y las relaciones humanas, más que el placer sexual.
El Objeto Parcial y la Fantasía
Klein introduce el concepto de objeto parcial, interesándose en los primeros meses de vida del bebé. Desde el nacimiento, existe un Yo capaz de sentir ansiedad y defenderse. El primer objeto es el pecho materno, y se generan fantasías para lidiar con su ausencia. El pecho recibe proyecciones de instintos agresivos y eróticos (pulsión de vida y muerte), dando lugar a dos objetos parciales: uno bueno y satisfactorio (ideal), y otro malo y persecutorio.
Introyección y Constitución del Yo
La introyección de objetos buenos da consistencia e integridad al Yo, permitiéndole enfrentar mejor la realidad. La relación dialéctica entre el yo y el objeto va constituyendo tanto al yo como al objeto, y a las fantasías asociadas.