La Conciencia Moral: Fundamentos, Formación y Virtudes
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La conciencia moral nos llama a amar y hacer el bien. El ser humano tiene una ley inscrita por Dios en su corazón, que es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre. Este dictamen ordena, en el momento oportuno, practicar el bien, juzga y atestigua la autoridad de la verdad. La conciencia moral es un juicio de la razón sobre un acto concreto. Mediante este dictamen, el hombre percibe y reconoce las prescripciones de la ley divina. La conciencia es una ley de nuestro espíritu, dada por la interioridad. La dignidad exige la rectitud de la conciencia. Se llama prudente al hombre que elige conforme al juicio de Dios. La conciencia asume la responsabilidad de los actos realizados.
La Formación de la Conciencia
Es necesario formar una conciencia. Una conciencia buena es recta y veraz, formada para que podamos elegir de buena manera. Una educación prudente enseña la virtud y preserva del egoísmo y del miedo. La conciencia forma un juicio de acuerdo con la razón: no está permitido hacer un mal para obtener un bien, esta es la regla de oro.
La conciencia moral puede estar afectada por la ignorancia. Esta puede ser imputada a la responsabilidad cuando no se busca la verdad, haciendo a la persona culpable. El desconocimiento de Cristo y los malos ejemplos provocan un juicio erróneo. Cuando la ignorancia es invencible, no puede ser imputada. La conciencia buena es iluminada por la fe verdadera.
Libertad, Pecado y Virtudes
La libertad es el poder que está radicado en la razón y la voluntad, donde cada uno dispone de sí mismo. La libertad se ejercita en las relaciones entre los seres humanos. El mal surge por un mal uso de la libertad.
El pecado es una falta contra la razón, es faltar al amor verdadero para con Dios y para el prójimo, es una ofensa contra Dios.
Las virtudes son actitudes firmes que guían nuestra conducta según la razón y la fe. Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas.
Virtudes Cardinales
- Prudencia: Discernir nuestro verdadero bien.
- Justicia: Dar a Dios y al prójimo lo que es debido.
- Fortaleza: La constante búsqueda del bien.
- Templanza: Modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.