Cristianismo Primitivo: Imitación de Cristo y Vida Íntegra

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Texto 5: La Imitación de Cristo en el Siglo II

Identificación del Tema

El cristianismo se expande en lo público y en lo cotidiano. Todo se reduce a una cosa: la imitación de Jesús, la imitación de Cristo.

Estructura del Texto

Este texto trata principalmente sobre cómo el Señor no discriminaba y se acercaba a todos por igual.

Conceptos Clave

  • Cristianismo
  • Dios
  • Ejemplo

Desarrollo

Se confunde el criterio interno con el subjetivismo. Debemos ser conscientes de que Dios nos ha capacitado para conocer la realidad tal y como es.

La verdad tiene una dimensión personal subjetiva para juzgar nuestra indagación existencial; si la tomáramos prestada, caeríamos en la alienación y, por lo tanto, no sería coherente pensar que la tomamos prestada. Esto nos lleva a pensar que el criterio está en nuestro interior, pero como indica el autor, si está en el interior, podríamos pensar que el juicio es subjetivo. Así que, si no nos puede venir dado de fuera, nos viene dado de dentro, pero para que no fuera subjetivo, nos tendría que ser dado y ser inmanente a nosotros. Nos viene dado por nuestra naturaleza (Dios).

Para evitar que, al venirnos dado de dentro, caigamos en el subjetivismo, debemos adecuar nuestro intelecto (razón, voluntad…) a la cosa.

El criterio para juzgar nos viene dado desde dentro, complementando la realidad objetiva y subjetiva. De esta manera, no somos alienados; es subjetivo, pero desde dentro nos da la objetividad para entender la realidad como es.

Texto 8: La Resurrección de Cristo y la Expansión del Cristianismo

Identificación del Tema

El cristianismo, antiguamente y actualmente.

Estructura del Texto

Este texto consta de una única parte en la que el autor hace referencia a la vida cristiana antiguamente frente a la actual. Aquí apreciamos diferentes aspectos como el machismo, la integridad cristiana y la fe cristiana.

Palabras Clave

  • Machismo
  • Fidelidad
  • Paganismo
  • Integridad
  • Cristianos
  • Fe cristiana

Desarrollo

Los cristianos sufren la muerte por fidelidad, pero no se suicidan, no piensan en ir a la muerte. Cuando una persona da su vida por alguien, es importante preguntarse si es fanático (secta) o si sigue a Dios.

Si la sociedad todavía es machista, antiguamente lo era mucho más. La mujer, en el seno de la Iglesia primitiva, tenía como exigencia respetar a su marido, exigencia extendida también al varón cristiano: debía serle fiel a su mujer, es decir, ambos sexos tenían esta obligación. En el pueblo pagano, la mujer debía serle fiel al marido, guardarle la dignidad, pero no al contrario. El marido podía tener sus escarceos, siendo normal y sabido por todo el mundo. En la sociedad española, se llega al extremo de que el verdadero prototipo de hombre es el que enamora a las mujeres.

Lo que chocó y sorprendió al paganismo es que, en la comunidad cristiana, los varones tuvieran el mismo cuidado de respetar a sus mujeres. En el mundo islámico, que es la cultura que más humilla a la mujer, esta es como una propiedad, al igual que en el mundo judío.

En el cristianismo, el comportamiento de los hombres de la Iglesia también era machista. El trato que tuvo la mujer, por la enseñanza de Cristo, no lo tuvo ninguna cultura, excepto aquellas que tienen raíces cristianas. De hecho, hoy en Europa, todos los movimientos feministas y de liberación a la mujer han surgido en países de tradición cristiana. Es importante cómo en la vida cotidiana de los primeros cristianos, el paganismo quedaba asombrado, ya que, en este terreno tan desigual entre el hombre y la mujer, la fe cristiana y el evangelio igualaban la dignidad entre uno y el otro.

El mundo se hizo cristiano por esta razón y no otra: la integridad de vida de los cristianos. Si el cristianismo se vivía con integridad, atraía a la gente, y si lo hacía entonces, lo tiene que hacer ahora. La clave está en la integridad de costumbres; no significa que el ser humano se convierta en lo que no es, el hombre es frágil por naturaleza, pero la diferencia es que la fe hace que esa fragilidad sea combatida. El cristiano lucha contra su propia fragilidad por caridad, no por moralismo o deber.

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