Crítica de Nietzsche a la Metafísica: Lenguaje y la Ilusión del Mundo Verdadero

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El Dualismo Ontológico y la Crítica de Nietzsche

Muchos filósofos a lo largo de la historia han pretendido crear un dualismo ontológico en el que se diferencia un mundo aparente, captado por los sentidos y que nos conduce al engaño, y otro mundo, el verdadero, únicamente alcanzable a través de la razón, que nos enseñaría el verdadero conocimiento.

Este mundo sería el mundo metafísico al que Nietzsche critica duramente. La invención y la ficción son las poderosas armas del intelecto para crear un mundo que les aleje del caos del devenir del mundo. La principal herramienta que utiliza este intelecto es el lenguaje. El resultado de siglos de lenguaje tiene como consecuencia la dificultad para percibir el cambio, el devenir. La fe en la gramática permite creer en el "mundo verdadero". El lenguaje llena la realidad de sustancias, causas y efectos, identidades... que en ningún caso experimentamos y solo nos muestran una realidad ficticia, ya que todos estos conceptos no existen pues no podemos experimentarlos. Estos conceptos permiten una metafísica popular (no elaborada) que, trabajada por los filósofos, acaba elaborando unos mundos metafísicos. La metafísica del pueblo nos hace creer que toda acción tiene un sujeto, un agente, cuando lo único que existe es la acción en sí.

Elementos Lingüísticos que Construyen Mundos Artificiales

Entre los elementos lingüísticos que permiten construir mundos artificiales podemos destacar:

  • El término "yo": Nos convence de que existe un sujeto, cuando el sujeto individual no es ninguna sustancia, ningún núcleo racional unitario, sino una pluralidad de fuerzas y una diversidad de personas que se suceden o coexisten.
  • La gramática del verbo "ser": En nuestro lenguaje son fundamentales las oraciones con el verbo "ser", verbo que parece hablar de la esencia de las cosas, que fomenta la idea de la existencia de entidades con rasgos permanentes, de sustancias. Ante un nuevo acontecer la sustancia permanece y el accidente cambia, es decir, se quita importancia a las diferencias experimentales, se simplifica la realidad y se hace permanente. Cuesta aconteceres diferentes porque la estructura gramatical se entromete en la percepción y permite creer en la esencia de las cosas.
  • La estructura sujeto-predicado: La mayoría de las frases en nuestro lenguaje tienen forma de sujeto y predicado, necesaria para un juicio con sentido. Esta estructura, además de mantener la idea de que en el mundo existen cosas, permite pensar la realidad en estructuras de causa-efecto.
  • La polisemia y sinonimia: Con el lenguaje hablamos de distintas cosas mediante las mismas palabras. Con ello se alimentan las semejanzas e identidades entre ellas. Sometemos lo individual a lo universal y confundimos lo parecido como si fuera lo igual, aunque nada hay igual.

Conclusión: El Lenguaje y la Filosofía del Devenir

Naturalmente, el reducir la realidad a unos pocos conceptos para todos nos simplifica la vida y nos la hace más cómoda, pero esto nada tiene que ver con la realidad. Una filosofía que intente hablar del devenir no puede utilizar para ello este lenguaje, pero ante la dificultad de huir de él debe, al menos, conocer los errores que este provoca.

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