Defensa de un Ciudadano Ateniense: Justicia y Ley en la Antigua Grecia
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Defensa ante el Jurado
29 - Él no discutía, ¡oh varones!, sino que reconocía haber delinquido, y me rogaba y me suplicaba que no le diese muerte, mostrándose dispuesto a pagar dinero. Y yo no aceptaba la reparación de aquel, sino que creía que era justo que la **ley de la ciudad** era más poderosa y yo le impuse ese castigo, aquel que vosotros, considerándolo como el más justo de todos, prescribisteis para quienes se comportan de tal modo.
La Ley y las Mujeres
31 - Y tan firmemente creyó el legislador que esto era justo con respecto a las mujeres casadas, que extendió el mismo castigo incluso a las concubinas, que son dignas de una menor atención. Sin embargo, es evidente que si él hubiera tenido una pena más grande, lo habría hecho con relación a las mujeres casadas.
La Ley y la Ciudad
35 - Yo, por mi parte, creo en efecto, que las ciudades todas establecen sus leyes por una razón, y es que en los asuntos acerca de los cuales estamos dudosos, acudamos a ellas para averiguar qué es lo que debemos hacer. Estos, sin embargo, aconsejan a los agraviados a que tomen una venganza semejante a esta con relación a tales asuntos.
Acusación y Defensa
37-38 - Me acusan, en efecto, de que yo ordené en aquel día a la criada que fuera a buscar al muchacho. Pero yo, ¡oh varones del jurado!, podría haber creído justo hacerlo de cualquier manera para sorprender a quien seducía a mi esposa; pues si yo, en efecto, hubiera ordenado que le buscasen cuando hubiese dicho solo palabras y no hubiera ocurrido ningún hecho, entonces yo sería culpable.
Relato de los Hechos
39-40 - Y lo que anteriormente os dije, oh varones jueces, que yo tenía por amigo a Sóstrato y que era tratado familiarmente por mí, que me salió al encuentro cuando volvía del campo a la puesta de sol, se puso a cenar conmigo y cuando estuvo bien comido, salió y se marchó. Sin embargo, en primer lugar, oh varones, reflexionad que en aquella noche, si yo hubiera conspirado contra Eratóstenes ¿cuál de las dos cosas sería mejor para mí mismo? ¿cenar fuera de casa o traer a otra persona para que cenara conmigo?
Reflexiones sobre la Acusación
41 - Y después, oh varones del jurado, ¿no os parecería que yo hubiera avisado a mis amigos durante el día, y que les hubiera pedido que ellos se reunieran en la casa de los amigos más cercanos, más que en cuanto me enteré rápidamente, andar corriendo de noche, sin saber a quién encontraría en casa y a quién fuera?
Conclusión: Defensa de la Ciudad
47-48 - Yo, por lo tanto, oh jueces varones, creo que no, en privado por mi propia causa ha sido este castigo, sino en **defensa de toda la ciudad**.
Porque los que hacen tales cosas, al ver qué clase de premios están prescritos sobre tales faltas, menos se equivocarán hacia los demás si ven que vosotros tenéis la misma opinión.