Demostración de la Existencia de Dios según Tomás de Aquino: Primera Vía, Movimiento y Primer Motor

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Movimiento y Primer Motor en la Primera Vía de Tomás de Aquino

Primera Fase: El Movimiento como Cambio

En la primera fase de la demostración de la primera vía tomista, que es donde aparecen las nociones de movimiento y primer motor, debemos comentar la regularidad de la naturaleza en lo que se refiere al movimiento, como cambio en general y paso de la potencia al acto, de acuerdo con las definiciones de Aristóteles que hace suyas el autor. Es preciso apuntar, como primera cuestión, la dificultad que en nuestros días tenemos para comprender el argumento, en especial la tesis “todo lo que se mueve es movido por otro”. Hoy nuestra comprensión del movimiento viene dada, básicamente, por la física de Galileo y de Newton, que se construyeron en los siglos XVII y XVIII. En el siglo XIII, al no haberse formulado las leyes físicas fundamentales, sólo se tiene la concepción de Aristóteles del movimiento.

Por otra parte, el ejemplo de movimiento puesto también nos resulta curioso: el fuego quemando un leño, puesto que hoy sabemos que es un proceso de combustión (química, termodinámica). Pero estamos en la misma situación: en el siglo XIII no existía la ciencia química, dada con plenitud a partir del siglo XVIII. Entonces, para Aristóteles y Tomás de Aquino, el movimiento es todo cambio que sucede en la naturaleza, paso de lo que puede ser (potencia) a lo que de hecho es (acto).

Segunda Fase: La Imposibilidad de una Cadena Infinita de Motores

La segunda fase del argumento responde a la argumentación metafísica que se resume con la frase “mas no se puede seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor…”. La tesis responde a la noción aristotélica del universo cerrado, esférico y limitado, hasta el punto de que los estudiosos se refieren al “horror al infinito y al vacío” que se da en el pensamiento de Aristóteles, trasladado también a Tomás de Aquino. Al desbordar la noción de infinito la capacidad de comprensión y de medición del hombre, y de la percepción por medio de los sentidos, entonces es rechazada y situada fuera de la razón. Por eso Aristóteles y Aquino necesitan que exista un primer motor y descartar una cadena infinita de motores para hacer comprensible la idea de universo.

Tercera Fase: Identificación de Dios como el Motor Inmóvil

En la tercera fase del argumento se identifica a Dios con el motor inmóvil: “Debe haber un primer motor que no sea movido por nadie, al cual todos llaman Dios”. Esto también responde al esquema del cosmos aristotélico, en el cual el universo está compuesto por una serie de esferas, con un centro común a todas ellas que ocupa la Tierra y el límite exterior lo forma la esfera de las estrellas consideradas como fijas. Estas estrellas exteriores y la esfera que ocupan son movidas por el Acto puro y motor inmóvil –ideas metafísicas en Aristóteles que Aquino y los medievales identifican con Dios–, de manera que comunica su movimiento a las esferas interiores, correspondientes a los planetas, hasta llegar a la esfera de la Luna y de la Tierra.

Aristóteles y después Aquino consideran el movimiento circular de los astros perfecto, divino, y los otros movimientos dados en la esfera de la Tierra, por debajo de la Luna, violentos y opuestos a la armonía de los cielos. En este sentido, hay que citar que todo este planteamiento está expuesto en el libro Lambda (Λ) de la Metafísica de Aristóteles, y que los estudiosos actuales discuten sobre la autoría de ese libro por parte de Aristóteles, dando la posibilidad de que ese libro tenga un origen medieval, muy posterior al filósofo griego.

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