Desarrollo del Apego Infantil: Fases y Características Clave

Clasificado en Psicología y Sociología

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El Sistema de Conducta de Apego

Se define como un sistema o plan organizado y adecuado a un objetivo que implica las conductas, representaciones mentales y sentimientos asociados al apego.

El objetivo principal es lograr un grado de proximidad con la figura de apego que garantice la seguridad del niño. Esta seguridad no se refiere tanto a la protección física inmediata derivada de la proximidad, sino a la seguridad sentida (emocional) del niño.

El Desarrollo del Apego

La Primera Infancia (0 a 12 meses)

Fase 1 (0-3 meses): Orientación sin reconocimiento específico

  • Orientación inicial hacia las personas sin un reconocimiento claro de las figuras de apego.
  • Progresiva orientación de las conductas y señales emocionales hacia los seres humanos, impulsada por un gran interés en sus características perceptivas.
  • Establecimiento de las primeras sincronías interactivas. Entre el segundo y tercer mes aparecen las primeras estructuras de alternancia vocal.
  • En esta fase no se puede hablar de apego propiamente dicho, ya que los niños no reconocen a las figuras de apego ni las distinguen de los desconocidos hasta después de los 3 meses.

Fase 2 (3-7 meses): Interacción privilegiada y reconocimiento

  • Interacción privilegiada con las figuras familiares, aunque todavía sin rechazar a los extraños.
  • Se reconoce a la figura de apego (respuesta diferencial con sonrisa, vocalización, llanto e interrupción del llanto).
  • El bebé es considerado un interlocutor que responde al cariño y atención de los padres.
  • Se produce la interacción cara a cara, que impulsa la sincronía interactiva y establece un buen contacto emocional.
  • Los cuidadores mejoran su capacidad para interpretar las señales del niño y ajustan sus respuestas para captar y mantener su atención.
  • Se produce el ajuste o reparación de la sincronía, llevando a relaciones más satisfactorias donde el niño alcanza mayores niveles de tolerancia emocional.
  • El bebé desarrolla un esquema interno de la figura familiar y la interacción con ella (base de los modelos internos activos). A partir del tercer mes, reconoce no solo los rasgos perceptivos de la figura de apego, sino también su comportamiento habitual (acontecimientos ligados a ella).

Fase 3 (8-12 meses): Vinculación y miedo a los extraños

  • Alrededor del séptimo u octavo mes, la combinación del desarrollo cognitivo-emocional y la experiencia interactiva previa culmina en la formación del lazo afectivo (apego) con una figura específica.
  • La ausencia específica de la figura de apego genera inquietud, conocida como “ansiedad de separación”.
  • El niño crea una representación interna de la figura de apego que le permite predecir situaciones, evaluarlas y organizar su comportamiento (desarrollo de los modelos internos activos).
  • El comportamiento de apego se vuelve más flexible y organizado, integrándose en un sistema o plan de conducta (el sistema de conducta de apego).
  • Las respuestas de apego no son fijas; dependen de la situación, experiencias interactivas previas, expectativas, edad, etc.

El sistema de conducta de apego interactúa con tres sistemas relacionales:

  • El sistema exploratorio.
  • El sistema de miedo a los extraños.
  • El sistema afiliativo.

El Período Preescolar (1 a 5-6 años)

Una vez establecido el apego, a partir del primer año, el niño gana independencia gracias a la adquisición de nuevas capacidades motoras, lingüísticas y cognitivas. Este proceso se acompaña de una ambivalencia de avance-retroceso en el desarrollo que implica:

  • Deseo de participar en la intimidad de los padres: A partir de los 2 años, el niño predice mejor las conductas de los mismos y expresa mejor sus demandas, logrando un plan de acción más flexible y eficaz. Además, sus nuevas capacidades le hacen darse cuenta de una intimidad y atención entre los padres que le está prohibida y por la que manifiesta deseos de participar.
  • Manejo de las separaciones: A lo largo del periodo preescolar, los niños aceptan mejor las separaciones breves; el contacto físico ya no necesita ser tan estrecho y continuo.

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