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COLUM:Antes de hablar de la columnata de Bernini, hay que destacar la fachada que hizo previamente Maderno, de orden colosal de pilastras y semicolumnas que abrazan los dos pisos que la forman. Tienen un entablamento y un ático superpuesto a poca altura; se trata de una fachada baja pero alargada, con tal de que la cúpula que levantó Miguel Ángel quedara a la vista.
En cuanto a la columnata, soporta un entablamento coronado por una balaustrada y una gran decoración de estatuas. Cada una de las estatuas fue realizada por el mismo Bernini, unas 140, todas de santos, que dan la vuelta a la plaza.
Esta plaza es una obra maestra no solo por su valor artístico sino porque el proyecto de Bernini consiguió resolver muchos problemas: la plaza debía acoger un gran número de peregrinos y era imprescindible que permitiera una visión perfecta del papa por parte de los fieles durante la bendición del urbi et orbi desde el balcón de la fachada. En segundo lugar, se tenía que proyectar teniendo en cuenta los desniveles del terreno, y era imprescindible el fácil acceso a los palacios papales que ya estaban construidos. En tercer lugar, el tipo de construcción que se escogiera debía delimitar el trazado de la plaza y cerrar el espacio de manera que fuera suficientemente elevada para crear un área independiente y baja como para que no afectase a la vista de la basílica y de las ventanas de los palacios. Otro problema era situar el obelisco egipcio que Sixto V había colocado delante de la basílica en el centro de la plaza.
una forma abierta, como de brazos que reciben a todo fiel.Dos brazos se abren ligeramente, para después formar una elipse, el centro de la cual es el obelisco, secundado por dos magníficas fuentes. En realidad son dos medias Circunferencias los centros de las cuales están separados por 50 metros de distancia.
En todo el círculo, Bernini colocó 296 columnas colosales, de 15 metros de altura, repartidas en 4 hileras (todas de estilo toscazo con un entablamento jónico). Forman un bosque que parece infinito desde cualquier punto y que separa con gran acierto la plaza del exterior sin hacer una rotura; Bernini jugó inteligentemente con la situación para crear un efecto óptico para que el diámetro del fuste de las columnas parezca más ancho.
FUNCION:La función de la reestructuración de la plaza del Vaticano era demostrar el gran poder económico y religioso del catolicismo y a la vez constatar a Roma como centro de toda religión y arte. Bernini hizo esta columnata de gran simbolismo y no es casualidad que la plaza tuviera tanta importancia, pues el barroco fue un arte también de urbanismo. Con estas reformas, el Vaticano obtuvo la mejor basílica y plaza que podía haber tenido, y cumple sus funciones de residencia de lo divino.
Gian Lorenzo Bernini (1598 - 1680) es el genio del siglo XVII. Practicó todas las artes (aunque de pintura no se haya conservado casi nada), incluso la escenografía, aunque, como Miguel Ángel, él se consideraba escultor. Hay un paralelismo claro entre ambos personajes, dos genios de dos etapas diferentes. Como arquitecto, buscaba la grandeza, la distribución de las masas y la rica ornamentación interior. Su obra más destacada como arquitecto es sin duda la reorganización final de San Pedro del Vaticano. Colocó un baldaquín en el crucero de la iglesia de Urbano VII, hecho de láminas de bronce y muy bello, pero sobretodo se le conoce por la construcción de la columnata de la plaza de San Pedro.
En cuanto a la columnata, soporta un entablamento coronado por una balaustrada y una gran decoración de estatuas. Cada una de las estatuas fue realizada por el mismo Bernini, unas 140, todas de santos, que dan la vuelta a la plaza.
Esta plaza es una obra maestra no solo por su valor artístico sino porque el proyecto de Bernini consiguió resolver muchos problemas: la plaza debía acoger un gran número de peregrinos y era imprescindible que permitiera una visión perfecta del papa por parte de los fieles durante la bendición del urbi et orbi desde el balcón de la fachada. En segundo lugar, se tenía que proyectar teniendo en cuenta los desniveles del terreno, y era imprescindible el fácil acceso a los palacios papales que ya estaban construidos. En tercer lugar, el tipo de construcción que se escogiera debía delimitar el trazado de la plaza y cerrar el espacio de manera que fuera suficientemente elevada para crear un área independiente y baja como para que no afectase a la vista de la basílica y de las ventanas de los palacios. Otro problema era situar el obelisco egipcio que Sixto V había colocado delante de la basílica en el centro de la plaza.
una forma abierta, como de brazos que reciben a todo fiel.Dos brazos se abren ligeramente, para después formar una elipse, el centro de la cual es el obelisco, secundado por dos magníficas fuentes. En realidad son dos medias Circunferencias los centros de las cuales están separados por 50 metros de distancia.
En todo el círculo, Bernini colocó 296 columnas colosales, de 15 metros de altura, repartidas en 4 hileras (todas de estilo toscazo con un entablamento jónico). Forman un bosque que parece infinito desde cualquier punto y que separa con gran acierto la plaza del exterior sin hacer una rotura; Bernini jugó inteligentemente con la situación para crear un efecto óptico para que el diámetro del fuste de las columnas parezca más ancho.
FUNCION:La función de la reestructuración de la plaza del Vaticano era demostrar el gran poder económico y religioso del catolicismo y a la vez constatar a Roma como centro de toda religión y arte. Bernini hizo esta columnata de gran simbolismo y no es casualidad que la plaza tuviera tanta importancia, pues el barroco fue un arte también de urbanismo. Con estas reformas, el Vaticano obtuvo la mejor basílica y plaza que podía haber tenido, y cumple sus funciones de residencia de lo divino.
Gian Lorenzo Bernini (1598 - 1680) es el genio del siglo XVII. Practicó todas las artes (aunque de pintura no se haya conservado casi nada), incluso la escenografía, aunque, como Miguel Ángel, él se consideraba escultor. Hay un paralelismo claro entre ambos personajes, dos genios de dos etapas diferentes. Como arquitecto, buscaba la grandeza, la distribución de las masas y la rica ornamentación interior. Su obra más destacada como arquitecto es sin duda la reorganización final de San Pedro del Vaticano. Colocó un baldaquín en el crucero de la iglesia de Urbano VII, hecho de láminas de bronce y muy bello, pero sobretodo se le conoce por la construcción de la columnata de la plaza de San Pedro.