Descubriendo las Oficinas Europeas: Un Viaje por la Cultura Laboral
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*Murielle Bachelier*
Dime cómo es tu oficina y te diré dónde trabajas. ¿Se han convertido las oficinas de open space en algo de rigor en toda Europa? ¿Es típico de Francia hacer un descanso para tomar café? ¿Quién tiene la suerte de trabajar en el entorno más agradable? En resumen, ¿dónde se trabaja más a gusto? A continuación, daremos un pequeño paseo por las distintas oficinas europeas.
Incluso cuando hemos conseguido el trabajo de nuestros sueños, la vida de oficina no es tarea fácil, sino que, por supuesto, hay objetivos que cumplir, estrés, compañeros con los que trabajar, un jefe que no es siempre muy comprensivo, una bandeja de entrada que se satura, un teléfono que nunca deja de sonar, una montaña de cartas… Es decir, un día a día. También hay otros aspectos que influyen en la calidad del trabajo como pueden ser el entorno, la oficina propiamente dicha y su situación geográfica.
La compañía Steelcase, especialista en muebles de oficina, se ha interesado por las diferencias culturales entre seis países europeos en lo que concierne al espacio de trabajo y ha publicado Office code, un libro en inglés sobre el código cultural de oficina. Catherine Gall, coautora de este libro y directora de la investigación para el futuro en esta compañía, explica que «con la globalización económica, las diferencias culturales entre las empresas de los diferentes países constituyen un tema de preocupación para nuestros clientes, que tienden cada vez más a lo internacional». El estudio se centra en los siguientes países: Francia, Italia, España, Gran Bretaña, los Países Bajos y Alemania. La idea principal que se deduce de este estudio es que la gestión y el espacio de trabajo siguen ligados fundamentalmente a la identidad y a la cultura de cada país, y ello a pesar de la globalización.
El Modelo Francés: Un Mar de Paradojas
Aunque pueda parecer extraño, esta investigación muestra que el modelo francés está lleno de paradojas. La mayoría de las grandes empresas se concentran en la región parisina de Île-de-France como consecuencia de la idea de jerarquía y la concentración de poderes. Por otra parte, Francia es el país europeo donde hay un mayor número de mujeres trabajadoras, sin que esto repercuta en su alta tasa de natalidad. En nuestro país, hay ciertos rituales sociales en el trabajo que son muy importantes, como los descansos para el café y el almuerzo, que son los que marcan el ritmo de la jornada, además de la pausa para fumarse un cigarro.
La puntualidad no se encuentra entre nuestras virtudes y no es raro comenzar una reunión con retraso y que se alargue más allá del horario previsto. Otra particularidad, que nos diferencia de nuestros vecinos ingleses, es que los franceses nos involucramos emocionalmente en nuestro trabajo. Tenemos que controlar un importante componente afectivo que, en ocasiones, es responsable de que tengamos relaciones delicadas con los compañeros y puede llegar incluso a desilusionarnos. El compromiso y las grandes expectativas relacionadas con el trabajo nos llevan actualmente a los trabajadores franceses a querer refugiarnos en lo personal y a veces, por tanto, a desilusiones.