Descubriendo la Primera Certeza de Descartes y la Teoría de Conjuntos de Russell
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Tercera Evaluación
Primera Certeza, Solipsismo según Descartes
Descartes busca una certeza indudable, algo de lo que nunca se pueda dudar y que resista incluso los engaños de un hipotético genio maligno. Inicialmente, considera la información proveniente de los sentidos, pero la descarta debido a la existencia de ilusiones ópticas. Aunque dudar de todo lo que proviene de los sentidos podría considerarse una locura, ya que, por ejemplo, sentimos cuando nos pellizcan, la posibilidad de error persiste.
Luego, Descartes se inclina hacia las matemáticas como una posible certeza universal. Sin embargo, se da cuenta de que incluso las matemáticas pueden ser objeto de duda si estamos en un sueño o si el genio maligno nos induce a error.
Finalmente, Descartes llega a una certeza innegable: la existencia del yo como conciencia que duda. No podemos dudar de nuestra propia existencia como seres pensantes. Incluso al intentar imaginar nuestra propia muerte, nos concebimos como observadores, lo que demuestra que el genio maligno no puede engañarnos en este aspecto. No podemos concebir un yo sin representarlo como participante activo.
El solipsismo es la idea de que solo el propio yo existe realmente, y que todos los demás no son más que creaciones del genio maligno para engañarnos. Solo el yo individual es consciente. Existió una comunidad de solipsistas, lo cual es paradójico, ya que si uno cree ser el único yo existente, no tiene sentido formar una comunidad.
Descartes rompe con la epistemología de Aristóteles, que afirmaba que el alma es todas las cosas, al establecer que podemos dudar de todo excepto de nuestra propia conciencia.
Bertrand Russell: Fundamentalismo y Paradoja
Bertrand Russell, un pacifista convencido, viajó a Alemania para aprender el idioma y quedó impresionado por la riqueza del conocimiento que encontró allí. Defendía el pacifismo en todos los ámbitos y se interesó por la fundamentación del lenguaje, es decir, la idea de que dos enunciados pueden derivar en un tercero que sea verdadero.
Russell también desarrolló la teoría de conjuntos, que distingue entre conjuntos que forman parte de sí mismos y conjuntos que no. Por ejemplo, un conjunto de aves no es un ave, por lo que no forma parte de sí mismo. En cambio, un conjunto de dos conjuntos sí forma parte de sí mismo.