Descubriendo la Verdad: Tradición, Filosofía y Apariencias
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La Verdad: Entre la Tradición y la Filosofía
La Tradición como Fuente de Verdad
En muchas sociedades se aceptan como verdaderas aquellas creencias que han perdurado por tradición o, como bien dice el texto, "desde el ser humano histórico" a lo largo de los años y que siempre se han transmitido de generación en generación.
Esta interpretación tradicional de la verdad no admite críticas ni cuestionamientos racionales. En cambio, la filosofía, que se caracteriza por emplear la razón, ha tratado de encontrar otras formas para aproximarse a la verdad.
La Verdad como Alétheia y Veritas
Por eso, para Heidegger la verdad es alétheia, que significa profundizar e ir más allá de lo oculto por las apariencias. A esto se le añade el sentido de la palabra latina veritas, que proviene de verum: "exacto", "completo".
El Poder de las Apariencias
Finalmente, en la última parte del texto se dice que "Cuando esto ocurre, el ente se oculta y se disimula. Toman el poder las apariencias". Esto quiere decir que cuando el ser humano no ve las cosas y hechos del mundo tal como son realmente, se forma lo que llamamos "realidad aparente", que es esa forma en la que aparece o se manifiesta una realidad.
Se considera que las apariencias son ocultaciones de la realidad. Las cosas no son como parecen (por ejemplo, un objeto no se hace más pequeño cuando se aleja). Las apariencias nos engañan y ocultan la auténtica realidad. Por eso se entiende la verdad como un proceso de desvelamiento de lo auténtico, de lo que permanece oculto por las apariencias.
Existencialismo y Hermenéutica
En conclusión, este texto está relacionado con la corriente que Heidegger defendía, el existencialismo, ya que se hacen diversas reflexiones sobre el hombre, como por ejemplo su actuar. Y también se podría relacionar con la hermenéutica, ya que los seres humanos siempre conocen la realidad desde una situación histórica, una época, un lenguaje, una tradición, una sociedad, es decir, sobre la base de prejuicios. Estos son juicios adquiridos a través de la educación, la cultura, la socialización, los medios de comunicación, etc.
La Verdad como Correspondencia según Wittgenstein
En el primer párrafo se habla de que las proposiciones tienen la forma de la realidad, aunque la verdad no solo se atribuye a la realidad, sino también a las afirmaciones que hacemos acerca de ella.
En el segundo párrafo aparece un ejemplo de la proposición como una figura de la realidad. Pone el ejemplo del lenguaje jeroglífico, donde es necesario relacionar la proposición con la realidad. En este caso, la proposición serían los signos alfabéticos que designan una palabra relacionada con la realidad. Es lo que también llamamos "la verdad como correspondencia", la cual se considera verdadera cuando hay una correlación entre lo que se expresa y la realidad a la que se refiere.
En el último párrafo, Wittgenstein habla de que, según la figura de la realidad, la proposición puede ser verdadera o falsa. Puede ser verdadera cuando se dan los casos de las teorías empíricas citadas anteriormente, pero también se puede dar el caso de las proposiciones formales, donde la proposición será verdadera si es coherente con las reglas y con los principios que forman el sistema matemático.
En conclusión, en este texto aparece reflejado lo que su autor defendía en filosofía, es decir, una concepción de la verdad como correspondencia que supone que podemos comparar la proposición con el hecho.