Desintegración de Yugoslavia: Conflictos, Independencias y la Intervención Internacional

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La falta de acuerdo entre las potencias internacionales permitió que cada país de la antigua Yugoslavia actuara de manera independiente. En Alemania, la postura era clara: reconocer la independencia de Eslovenia debido a sus fuertes lazos. Este apoyo se tradujo en una rápida derrota del ejército yugoslavo por las fuerzas eslovenas. El reconocimiento de Eslovenia por la UE aceleró las aspiraciones independentistas de Trudjman y los nacionalistas croatas, quienes redactaron una constitución que priorizaba a los ciudadanos de origen croata, marginando a las minorías.

Conflictos en Croacia

La situación en Croacia era más compleja debido a la diversidad de su población. En la región de Krajina, de mayoría serbia, se declaró una república independiente, aunque aún bajo el nombre de República Federal Yugoslava. Este conflicto fue mucho más cruento, con casos de matanzas y limpieza étnica. Finalmente, Croacia declaró su independencia, aunque en 1995 reconquistó regiones perdidas. El nacionalismo croata se caracterizó por un fuerte componente religioso ultracatólico, con una iglesia que legitimó la guerra contra ortodoxos y musulmanes.

La Guerra en Bosnia

Bosnia, con una población más mezclada y un ejemplo de convivencia religiosa y multicultural, especialmente en Sarajevo, se convirtió en el escenario de un conflicto aún más complejo. Los serbios abogaban por la unión, mientras que los croatas tenían una postura similar debido a la mezcla étnica. Los musulmanes bosnios fueron el grupo más amenazado y segregado, lo que llevó a una guerra entre tres facciones: independentistas bosnios (musulmanes), serbios y croatas. El objetivo de Croacia y Serbia era anexar o repartirse Bosnia. La guerra fue la más dura, con los serbo-bosnios empleando tácticas de terror y limpieza étnica. La comunidad internacional fue incapaz de resolver el conflicto, con misiones de la ONU que resultaron ineficaces, como la actuación de las tropas holandesas que permitieron matanzas.

La guerra, que estalló en 1992, duró hasta 1995, cuando la intervención de Estados Unidos a través de la OTAN llevó a negociaciones de paz. Bosnia y Herzegovina se dividió en dos repúblicas, una serbia y otra croata-musulmana, federadas en un único Estado, una solución que dejó a los musulmanes marginados.

El Conflicto de Kosovo

El último drama de Yugoslavia tuvo lugar en 1999 en Kosovo, que había perdido su autonomía en 1991. Se aplicó una política de limpieza étnica contra la población albanesa, mayoritaria en la región. La situación de emergencia humanitaria llevó a una intervención de la OTAN, que bombardeó Belgrado, causando muertes civiles. La OTAN justificó su intervención con el concepto de derecho de injerencia humanitaria. La pacificación fue difícil y precaria, garantizada por la comunidad internacional. Yugoslavia quedó reducida a Serbia y Montenegro, aunque esta última se separó pacíficamente. Con la muerte de Milosevic, se abrió un camino más tranquilo, especialmente después de que Eslovenia y Croacia ingresaran en la UE, y Serbia también solicitara su integración.

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