La Dignidad Humana: Fundamentos y Derechos Esenciales

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Fundamentos de la dignidad humana: Dios no hace acepción de personas porque todos los hombres tienen la misma dignidad de criaturas a su imagen y semejanza. La dignidad de todo hombre ante Dios es el fundamento de la dignidad del hombre ante los demás hombres. Para favorecer un crecimiento semejante es necesaria la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer, y garantizar una igualdad objetiva entre las diversas clases sociales ante la ley. Solo con la acción concorde de los hombres y de los pueblos sinceramente interesados en el bien de todos los demás, se puede alcanzar una auténtica fraternidad universal. Una sociedad justa debe respetar la dignidad trascendente de la persona humana. El orden social debe subordinarse al bien de la persona. Es preciso que todos los programas sociales, científicos y culturales estén presididos por la conciencia del primado de cada ser humano. En ningún caso la persona humana puede ser instrumentalizada, ni su vida, ni el desarrollo de su pensamiento, ni sus bienes, ni cuantos comparten sus vicisitudes personales y familiares pueden ser sometidos a injustas restricciones en el ejercicio de sus derechos y de su libertad.

La persona no puede estar finalizada a proyectos de carácter económico, social o político, impuestos por autoridad ninguna. Es necesario que las autoridades públicas vigilen para que no se lesione jamás la dignidad personal y garanticen el efectivo ejercicio de los derechos humanos. Todo esto se funda sobre la visión del hombre como persona, sujeto activo y responsable del propio proceso de crecimiento, junto con la comunidad de la que forma parte.

Los auténticos cambios sociales son efectivos y duraderos solo si están fundados sobre un cambio decidido de la conducta personal.

Fundamento de los Derechos Humanos: La Dignidad de la Persona

La raíz de los derechos del hombre se debe buscar en la dignidad que pertenece a todo ser humano. Esta dignidad se descubre y se comprende a través de la razón. En estos derechos se consolida y reconoce la dignidad humana más eficazmente y promovida universalmente. La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres humanos, en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios, su creador. Los derechos del hombre exigen ser tutelados no solo singularmente, sino en su conjunto: el derecho a la vida, el derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente moral, el derecho a madurar la propia inteligencia y la propia libertad, el derecho a participar en el trabajo y el derecho a fundar libremente una familia.

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