Dualismo Cartesiano: Res Extensa y la Garantía Divina de la Verdad

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La Res Extensa en Descartes: Cualidades y Mecanicismo

Descartes establece una distinción fundamental entre las cualidades primarias y las cualidades secundarias de la materia.

Cualidades Primarias

Las cualidades primarias son aquellas que poseen una realidad objetiva en los cuerpos. Estas cualidades son percibidas con claridad y distinción, y pueden ser expresadas matemáticamente. Incluyen la extensión, el volumen, el movimiento y la figura.

Cualidades Secundarias

Las cualidades secundarias, por otro lado, no existen objetivamente en las cosas, sino que son apreciaciones subjetivas. Ejemplos de estas cualidades son el olor, el calor y el sonido.

Descartes limita el verdadero conocimiento a las cualidades primarias, a partir de las cuales se puede deducir la física y las leyes del movimiento, adoptando una interpretación mecanicista de la naturaleza.

Partiendo de los atributos esenciales de la materia: extensión, movimiento, volumen y figura, Descartes ofrece una explicación mecanicista del mundo.

El Mundo y la Garantía Divina

Una vez demostrada la existencia de Dios, que actúa como garantía del criterio de verdad, se abre la posibilidad de demostrar la existencia de las cosas corpóreas, el mundo, que percibimos a través de los sentidos.

La perfección de Dios impide que nos engañe constantemente, y en particular, que nos engañe al creer en la existencia del mundo.

Dios como Garantía de la Verdad

Una vez demostrada la existencia de Dios y reconocida su naturaleza como la suma de todas las perfecciones, se puede afirmar su bondad y veracidad, rechazando la hipótesis del genio maligno. Engañar es una muestra de imperfección, por lo que Dios, al ser perfecto, no puede engañarnos. Dios es el autor de todo lo que está en nosotros, su creador, y por lo tanto, su garantía de verdad. Esto incluye las ideas innatas y las verdades eternas de las matemáticas.

Esta verdad establece que Dios no puede errar ni engañarnos, a diferencia del genio maligno. Dios no puede inducir al error porque es infinito, eterno, inmutable, conocimiento y poder absoluto, es decir, perfecto. La perfección de Dios es el origen y la garantía de todo conocimiento verdadero, ya que al ser creador del mundo, es el origen y garantía de todo lo que existe en él.

Por lo tanto, los errores son causados por nosotros, seres imperfectos que tomamos las ideas claras y distintas de manera confusa.

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