El encuentro con Jesucristo: Salvación, discipulado y trascendencia
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La Salvación en Jesucristo
La salvación cristiana: para todos los hombres y de todo el hombre
La salvación se ofrece en Jesucristo y se difunde por el Espíritu Santo. Esta salvación es universal e integral, y requiere una libre respuesta y adhesión. Inseparable de la relación que la persona está llamada a tener con Dios.
El discípulo de Cristo como nueva criatura
Jesucristo abrió el camino con cuyo seguimiento la vida y la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido. El discípulo de Cristo se adhiere, en la fe y los sacramentos, al misterio pascual de Jesús. No es posible amar al prójimo como a sí mismo sin la firme y constante determinación de esforzarse por lograr el bien de todos y de cada uno. El hombre puede y debe amar las cosas creadas por Dios.
Transcendencia de la salvación y autonomía de las realidades terrenas
Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, en el cual y gracias al cual el mundo y el hombre alcanzan su auténtica y plena verdad. No existe conflictividad entre Dios y el hombre, sino una relación de amor. La criatura sin el creador desaparece. El fin último de la persona humana es Dios mismo.
El Designio de Dios y la Misión de la Iglesia
La Iglesia, signo y salvaguardia de la trascendencia de la persona humana
La Iglesia es en Cristo como un sacramento, es decir, signo e instrumento de la unión íntima con Dios. Su misión es anunciar y comunicar la salvación realizada en Jesucristo, que Él llama Reino de Dios. La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas. La Iglesia cura y eleva la dignidad de la persona.
Iglesia, Reino de Dios y renovación de las relaciones sociales
Dios, en Cristo, no redime solamente a la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres. Jesucristo revela que Dios es amor y nos enseña que la ley fundamental es el mandamiento nuevo del amor, para la transformación del mundo.
Cielos nuevos y tierra nueva
Vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo. El actuar humano en la historia es, de por sí, significativo y eficaz para la instauración definitiva del Reino.
María y su fiat al designio de amor de Dios
Es la imagen más perfecta de la libertad y la liberación de la humanidad y del cosmos.