Esplendor de la Arquitectura Hispanomusulmana: Mezquitas y Palacios

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La Mezquita y el Palacio en el Arte Hispanomusulmán

La arquitectura fue la principal expresión artística del mundo hispanomusulmán. Debido a la carencia de una tradición arquitectónica propia, por su pasado nómada, los árabes adoptaron elementos de las culturas conquistadas, como la romana y visigoda en la Península Ibérica. Destacan dos tipos de edificaciones: la mezquita, de carácter religioso, y el palacio, de carácter civil.

1. La Mezquita

En Al-Ándalus se erigieron numerosas mezquitas, siendo la Mezquita de Córdoba la más relevante por su magnitud y calidad arquitectónica. Su construcción, iniciada por Abd-al-Rahman I en la segunda mitad del siglo VIII sobre un templo visigodo, se inspiró en la mezquita de Damasco. Desde sus inicios, se definieron sus rasgos distintivos:

  • a) La doble arquería superpuesta, con un arco de herradura en la parte inferior y uno de medio punto en la superior.
  • b) La alternancia de dovelas de color blanco y rojo.

El aumento demográfico de la comunidad musulmana motivó sucesivas ampliaciones: la de Abd-al-Rahman II a mediados del siglo IX, la de Al-Hakam II (962-966) —que incorporó la macsura y el mihrab con rica decoración de mosaicos bizantinos— y la última, de grandes dimensiones pero con materiales más modestos, bajo el mandato de Al-Mansur a finales del siglo X.

2. El Palacio

A diferencia de las mezquitas, que seguían un modelo establecido, los palacios hispanomusulmanes presentaban una gran diversidad formal. Sobresalen dos ejemplos principales:

  • El palacio de Madinat al-Zahra, mandado construir por Abd-al-Rahman III a mediados del siglo X en las afueras de Córdoba.
  • La Alhambra, un conjunto palaciego edificado en diversas fases a lo largo del siglo XIV en una colina de Granada. No se trata de un único edificio, sino de una agrupación de construcciones con funciones diversas, tanto militares (la alcazaba) como residenciales (el Cuarto de Comares y el Cuarto de los Leones), organizadas en torno a patios.

Aunque los materiales empleados fueron sencillos —madera, azulejos y yeso—, se logró una gran riqueza decorativa en paredes y techos, destacando las cúpulas de mocárabes y la fuente de los leones.

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