Evolución de la Protección del Patrimonio Histórico Español (1933-1980s)

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Protección Insuficiente: Incapacidad Administrativa y Estancamiento Legal

La norma fundamental para la salvaguarda del Patrimonio histórico español continuó siendo durante medio siglo la Ley de 1933, que pese a haber sido promulgada por la República se mantuvo en vigor durante toda la época franquista. Otro aspecto regulado durante el periodo franquista fue la expropiación forzosa, mediante la Ley de 1954, que afectaba a los "bienes muebles e inmuebles de valor histórico, artístico o arqueológico".

El proceso de expropiación se llevaría a cabo previa tasación por parte de una comisión formada por tres académicos: uno designado por la Mesa del Instituto de España, otro por el Ministerio de Educación Nacional y el tercero, por el propietario del Bien. Se estipula también que el Estado podrá ejercer el derecho de tanteo y retracto, este último en un plazo de seis meses, a partir de la fecha en que tenga conocimiento de la transacción de ese bien.

Otras Categorías Patrimoniales y Nuevos Organismos

Otras categorías patrimoniales que recibieron atención legislativa fueron:

  • El patrimonio arqueológico, en el que, por primera vez, se contempla la arqueología submarina.
  • El patrimonio etnográfico, con la protección de "hórreos y cabazos antiguos existentes en Asturias y Galicia".

Entre los organismos de nueva creación de este periodo se puede citar el establecimiento de sendos Patronatos Nacionales para la gestión de los Castillos de España y del Camino de Santiago de Compostela.

Incorporación a Organismos Internacionales

Dentro del paulatino proceso de incorporación de España a los organismos internacionales, se suscribieron varias convenciones. Entre ellas:

  • La Convención de La Haya de 1954, adoptada en nuestro país seis años más tarde (BOE 1960).
  • La Convención Europea para la Protección del Patrimonio Arqueológico de 1969, cuya adhesión se produjo en 1975.

Evaluación del Periodo: Insuficiencias y Aislamiento

A pesar de todos estos intentos protectores que ampliaban el campo de acción de la innovadora Ley de 1933, los resultados fueron insuficientes debido a la existencia de múltiples obstáculos para su aplicación. Además, todavía se seguían los principios de la Carta de Atenas de 1931.

Se trata de un largo periodo de tiempo en el que se advierte, por un lado, un desfase en la reflexión teórica y, por otro, una inexistente coordinación en las medidas preventivas y protectoras adoptadas en el ámbito del marco europeo. Esto provocó una destrucción considerable en nuestro patrimonio, que tan solo se explica por el aislamiento político de España durante las décadas que van de la posguerra hasta el comienzo de la democracia.

Contexto Internacional y Apertura Tardía

Al margen de España, Italia y el resto de Europa celebraban Congresos convocados por los organismos internacionales, e Italia era anfitriona de numerosas reuniones donde los expertos elaboraban las directrices de actuación en materia de tutela y protección patrimonial.

España, hasta finales de los años 80, no se irá abriendo a las corrientes externas, suscribiendo incluso los documentos más importantes como la Carta de Venecia de 1964 y la normativa de la UNESCO de París de 1972.

Consecuencias: Deterioro y Nuevos Fenómenos

Sin embargo, para esa fecha el deterioro patrimonial había llegado a unos límites inaceptables, influido por factores como:

  • El turismo de masas.
  • La incomprensión hacia el Movimiento Moderno.
  • El desfase legislativo.
  • El resurgir de una preocupación por el Patrimonio.

El Impacto del Turismo de Masas

Tras la reconstrucción, y una vez establecida la Dirección General de Turismo (dependiente hasta 1951 del Ministerio de la Gobernación, hasta que se crea el Ministerio de Información y Turismo), se inicia el fenómeno del turismo en España, una actividad que irá progresivamente extendiéndose hasta configurar el movimiento de masas.

España se une a la ONU en 1955. Luis Antonio Bolín será quien aplicará un marketing de propaganda turística (implicando a actores, sociedad). Fue una política de marketing que revalorizó un tópico decimonónico para ofrecer un atractivo turístico al viajero extranjero, al resaltar los aspectos históricos, artísticos, como religiosos y folclóricos, es decir: toros, danzas, gastronomía (ahora más exquisita que en la centuria anterior).

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