Evolución del Retrato y Relieve en la Roma Imperial: Influencias y Estilos
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El Retrato en la República Romana: Realismo y Función Social
Durante la República Romana, el retrato tuvo una marcada importancia política y de estatus social, especialmente entre la aristocracia senatorial. Más allá de su valor artístico, cumplía una función religioso-funeraria, ligada a las creencias en el "más allá" y al difunto como intermediario, así como a los ritos funerarios familiares.
El cuerpo de las estatuas, generalmente ataviado con una toga como símbolo de distinción, era producido en serie por talleres especializados. La individualización se lograba en las cabezas, como se observa en obras como el Arringatore o el Brutus Barberini. La verticalidad predominaba en estos bloques cilíndricos, creando un eje de simetría en la figura. Este desarrollo ascendente solo se veía interrumpido por las líneas angulares de los pliegues de los paños y la túnica. Las masas se concentraban en el centro de la figura y se aligeraban hacia los pies, que se unían a una peana.
El Retrato en el Imperio Romano: Idealización y Propaganda
La Influencia Griega y la Magnificación del Emperador
Con el advenimiento del Imperio, se inicia un periodo de idealización influenciado por el arte griego, especialmente visible en los talleres neoáticos de la época de Augusto. El objetivo principal era la magnificación de la figura del emperador, presentándolo como un ser casi divino. Las estatuas de Augusto, como la de Prima Porta, lo representan en diferentes roles (general, cónsul, pontífice máximo, dios) con una apariencia atemporal.
Esta transformación y simbiosis entre la tradición clásica y la representación de eventos históricos concretos se aprecia en el relieve del Ara Pacis. En él se fusionan la alegoría (Tellus) con la procesión de la familia imperial durante la inauguración del altar, tomando como modelo el friso de las Panateneas.
El Retrato como Herramienta de Propaganda Imperial
La estatuaria en el Imperio Romano tenía un fuerte carácter propagandístico. La imagen de cada emperador se difundía por todo el territorio, siguiendo un modelo oficial que los artistas provinciales reproducían con mayor o menor fidelidad. Este nuevo retrato público e idealizado se alejaba del retrato republicano, que era privado y realista. Las estatuas imperiales se convirtieron en símbolos del Estado, y cientos de ellas se enviaban a las provincias para ser ubicadas en lugares preeminentes.
Evolución Estilística e Iconográfica del Retrato Imperial
A lo largo del Imperio, se produjeron innovaciones iconográficas y técnicas en el retrato. Estas se observan en el atuendo, la moda del peinado femenino, el uso de la barba en los hombres, el claroscuro entre la piel y la cabellera, y la incisión de la pupila y el iris. En cuanto a la clasificación formal, los retratos de medio cuerpo experimentaron cambios significativos: con los Julio-Claudios llegaban a las clavículas, con los Flavios descendían hasta los hombros, con Adriano se representaban los pectorales y parte de los brazos, y a partir de los Antoninos, el tórax completo.
De la Idealización al Realismo y la Expresividad
Tras el idealismo de los Julio-Claudios, el retrato de la etapa Flavia recupera la tradición romana del realismo. Con Adriano, retorna la corriente idealista de influencia griega, especialmente notable en los retratos de su favorito Antínoo, y se introduce la barba y la trepanación para marcar la pupila y el iris. Los retratos de los Severos, anticipados por los de Marco Aurelio y Lucio Vero, se caracterizan por una mayor expresividad y penetración psicológica, reflejando la inseguridad y la angustia de la época, como se aprecia en los retratos de Caracalla. También se observa un cierto barroquismo y un gusto por los cabellos sueltos, labrados con trepanación, que contrastan con las superficies faciales lisas.
El Relieve Romano: De la Perfección Formal al Ilusionismo
El relieve también experimentó cambios significativos durante el Imperio. Aunque el idealismo y la perfección formal de la época de Augusto se mantuvieron como una corriente constante, en la época Flavia el interés se centró en la profundidad y la representación ilusionista del espacio, como se observa en el Arco de Tito. Sin embargo, las tendencias clasicistas persistieron, como lo demuestran los relieves de Domiciano.