La Expiación de Jesucristo: Entendiendo su Significado y Bendiciones
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La Expiación de Jesucristo: Un Acto de Amor y Misericordia
El Sufrimiento de Jesús en Getsemaní
En el Jardín de Getsemaní, Jesús experimentó un sufrimiento inimaginable al tomar sobre sí los pecados y las enfermedades de toda la humanidad. Este acto de amor y sacrificio es fundamental para nuestra salvación.
La Oración como Fortaleza
En Mateo 26:36-46, Marcos 14:32-42 y Lucas 22:39-46, encontramos el relato de Jesús en Getsemaní. Él pidió a sus apóstoles que oraran. ¿Por qué? Lucas 22:40 nos dice que la oración nos fortalece para vencer la tentación. La oración es un medio vital para conectarnos con Dios y recibir su ayuda en momentos de dificultad.
Velar y Permanecer Despiertos
Jesús pidió a Pedro, Jacobo (Santiago) y Juan que velaran con Él (Mateo 26:38, 41). La palabra "velar" aquí significa permanecer despierto, tanto física como espiritualmente. Este mandamiento se aplica a nosotros hoy en día. Debemos estar espiritualmente despiertos y atentos en nuestro esfuerzo por vivir el Evangelio (2 Nefi 4:28; Alma 7:22; 32:26-27).
La Voluntad del Padre
Jesús estaba dispuesto a someterse al sufrimiento en Getsemaní porque deseaba hacer la voluntad de su Padre Celestial (Mateo 26:39, 42, 44). Su oración en Getsemaní es un ejemplo para nosotros. Debemos aprender a someter nuestra voluntad a la de Dios, confiando en que Él sabe lo que es mejor para nosotros. Al hacerlo, recibiremos bendiciones invaluables.
El Ángel Fortalecedor
Después de que Jesús expresó su disposición a hacer la voluntad del Padre, un ángel del cielo se le apareció para fortalecerle (Lucas 22:43). Esto nos enseña que nuestro Padre Celestial nos fortalecerá si hacemos humildemente Su voluntad. Él nunca nos abandona en nuestras pruebas.
El Sufrimiento Expiatorio
En Getsemaní, el Salvador experimentó un dolor tan intenso que sudó grandes gotas de sangre (Lucas 22:44). Él tomó sobre sí nuestros pecados, dolores, enfermedades y aflicciones (D. y C. 19:16-19; Mosíah 3:7; Alma 7:11-13). El élder James E. Talmage enseñó sobre la profundidad de este sufrimiento...
La Necesidad de la Expiación
Nuestra Condición Caída
Necesitamos la expiación de Jesucristo porque, debido a la caída de Adán y Eva, estamos sujetos a la muerte física, que es la separación del cuerpo y el espíritu (Moisés 6:48). Además, cuando pecamos, experimentamos la muerte espiritual, que es la separación de Dios. Nuestros pecados nos hacen impuros y nos impiden morar en la presencia de Dios (1 Nefi 10:21).
La Solución Divina
Puesto que no podemos vencer la muerte física ni la espiritual por nuestra cuenta, nuestro Padre Celestial envió a su Hijo Unigénito, Jesucristo, para ofrecer la Expiación (Juan 3:16; 2 Nefi 2:5-9). El sacrificio expiatorio de Jesucristo es el acto central del plan de salvación.
Las Bendiciones de la Expiación
Venciendo la Muerte Física
Gracias a que el Salvador se sometió a la muerte y resucitó, todos resucitaremos, venciendo así la muerte física (Mosíah 16:7-8). La resurrección es una bendición universal que se extiende a toda la humanidad.
Venciendo la Muerte Espiritual
Debido a que Jesús tomó sobre sí nuestros pecados, podemos arrepentirnos y ser perdonados. El arrepentimiento nos limpia y nos hace dignos de morar con Dios (Alma 7:13-14; Artículos de Fe Nº 3). El perdón es una bendición disponible para todos los que se arrepienten sinceramente.
Recibiendo Fortaleza y Consuelo
Dado que Jesús tomó sobre sí nuestras enfermedades y aflicciones, Él comprende nuestras dificultades y sabe cómo ayudarnos (Alma 7:11-12). Cuando lo seguimos con humildad, recibimos paz en Él (D. y C. 19:23). El élder Marion G. Romney explicó que...