Exploración de la Comedia y Tragedia Romana: Plauto, Terencio y Séneca
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misma. Pero su verdadero valor poético reside en el lenguaje, de gran vigor y riqueza expresiva. Posee un léxico popular riquísimo. Sus personajes hablan según su cultura y posición; en su obra caben tanto el insulto y la expresión obscena como la parodia del estilo trágico, lo que demuestra su dilatada cultura literaria. Empleaba gran cantidad de metros y era un insuperable cincelador de palabras al servicio de la comicidad.
Publius Terentius Afer
Nació en Cartago en torno al 190 a.C. Su vida transcurrió entre la segunda y la tercera guerra púnica. En Roma fue esclavo del senador Terencio Lucano, de quien recibió el nombre al convertirse en liberto. Terencio recibió una esmerada educación de su dueño y continuó siendo su cliente durante toda su vida, lo que le valió entrar en el círculo de los Escipiones, foco de irradiación de la cultura griega. Murió en el 159 a.C. en el viaje de vuelta de Grecia adonde había acudido por motivos culturales.
Se conocen y conservan seis fabulae palliatae de Terencio: Andria, Eunuchus, Heautontimorumenos, Phormio, Adelphoe y Hecyra. Son adaptaciones de piezas griegas de Menandro y Apolodoro. Terencio es reflexivo y pretende provocar la sonrisa, no la carcajada. Supera a Plauto en la técnica de la composición. También lo supera en la pintura de los caracteres, de gran finura psicológica, sobre todo en el caso de los viejos y de las mujeres, y centra su comicidad en los personajes secundarios.
Terencio escribe un latín puro y refinado. Sin embargo, este lenguaje elevado carece de la espontaneidad de Plauto y no llegó al público de su tiempo; de alguna manera, era demasiado innovador y revolucionario. Relegó a un segundo plano la figura del esclavo, maestro de la astucia y de la intriga, y volvió su atención hacia los conflictos interiores.
Lucio Anneo Séneca (5-65 d.C.)
Las únicas tragedias romanas que se nos han conservado completas son de este autor cordobés, también llamado Séneca el Filósofo, preceptor de Nerón y uno de los hombres más influyentes de la época. Ocho tragedias son con toda seguridad de Séneca: Medea, Phaedra, Oedipus, Agamemnon entre otras. Se supone que fueron escritas en su primera época, antes de la redacción de sus tratados filosóficos.
Séneca sigue la práctica habitual del teatro latino y mezcla distintas obras griegas en una misma tragedia. Sigue sobre todo el modelo de Eurípides, pero difiere notablemente en el tratamiento escénico: el gusto por lo truculento, la desmesura en la expresión de los sentimientos y pasiones lo alejan de la tragedia clásica griega. Su estilo es marcadamente retórico, preciso y sentencioso. Sus tragedias no tuvieron una gran influencia en su época, pero en cambio ejercieron un profundo influjo a partir del siglo XV en el teatro italiano e inglés.