Explorando la Obra Poética de Garcilaso: Églogas, Sonetos y Canciones
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Obra Poética de Garcilaso de la Vega
Dentro de la obra poética de Garcilaso de la Vega, destacan:
Las Tres Églogas
Representan lo más perfecto de Garcilaso y fueron compuestas durante su estancia en Nápoles:
- Égloga I: Intervienen dos pastores: Salicio, que lamenta los desdenes de Galatea, y Nemoroso, que llora la muerte de Elisa. El poeta se desdobla en los dos personajes y muestra dos momentos diferentes por los que pasa en su vida.
- Égloga II: Consta de dos partes: el pastor Albanio refiere sus amores por Camila, y en la segunda, Nemoroso hace una apología de la casa de Alba. En esta égloga, Albanio representa al poeta apasionado de manera desesperada y Nemoroso la libertad conseguida tras dura lucha.
- Égloga III: Describe un paisaje del Tajo, bellamente idealizado, al que acuden diversas ninfas que tejen en ricas telas algunas escenas mitológicas. Termina con un diálogo de los pastores Tirreno y Alcino que cantan la belleza de Flérida y Filis.
Los Treinta y Ocho Sonetos
Compuestos por endecasílabos, con rima generalmente ABBA/ABB/CDE/CDE y tratan normalmente del amor. A través de ellos podríamos hacer un seguimiento de la vida de Garcilaso: enamoramiento, rechazo, desolación, muerte de la amada y tristeza definitiva.
Las Cinco Canciones
Destaca La Flor de Gnido, dama de quien se había enamorado su buen amigo Mario Galeota y Garcilaso trató de que esta se interesara por su amigo. Composición repleta de alusiones mitológicas.
Temas Principales
Amor
La pasión inspirada por Isabel Freyre motivó los más bellos y sentidos versos del poeta. Lo hace con profunda melancolía, delicada ternura, sutil análisis del estado de ánimo y con una emoción que le da a su poesía la apariencia de una sentida sinceridad.
Sentimiento de la Naturaleza
Se trata de una naturaleza convencional, artificiosa, serena y perfecta.
Estilo
Se caracteriza por su elegancia, por su musicalidad, por su riqueza de matices cromáticos y auditivos principalmente, por la suave cadencia de sus versos, por la cuidada selección de palabras, por huir de la complicada afectación y de toda retórica y, sobre todo, por su naturalidad y simplicidad expresiva.
Más característico: el uso que hace del epíteto: no añade nada nuevo al sustantivo que acompaña pero que lo carga de matices especiales. A veces se aprecia cierta artificiosidad al usar con frecuencia algunas figuras retóricas. No obstante, huye de la metáfora difícil y del hipérbaton violento, aunque admite con relativa frecuencia el encabalgamiento entre versos.