Explorando la Sátira Romana: Horacio, Persio y Juvenal
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Horacio
Además de su producción lírica (Odas, Epodos y Epístolas), Horacio dejó escritas composiciones satíricas en dos libros a las que llamó Sermones. Horacio es más apacible, menos propenso a la agresividad virulenta. Sus sátiras son más irónicas; piensa que la broma y la burla amable son más eficaces que el ataque destemplado, aunque se muestra más enérgico cuando critica a los adúlteros y a los cazadores de herencias. Los temas son: nadie está contento con su suerte, vemos antes los defectos ajenos que los propios, ataca el lujo de la mesa, la avaricia, el ansia de placeres (vicios que considera enfermedades mentales), critica a los adúlteros. Elogia la vida tranquila del campo frente a la agitación de la ciudad. Lo que más diferencia a Horacio de Lucilio es el cuidado del verso, pero con un lenguaje convencional.
Persio
Vivió ya en la época imperial, con un régimen político autoritario y una descomposición progresiva en todo por la ineptitud de los emperadores y por la llegada a Roma de gentes de las provincias y sobre todo griegos con costumbres más refinadas y liberales que las de Roma. Persio será uno de los grandes cronistas de este ambiente, con un tono filosófico y moralista. Escribió 6 sátiras con diferentes contenidos:
- Ataca la degeneración poética y literaria a la que se había llegado en la época de Nerón.
- Critica la superstición y la mezquindad de los que quieren comerciar con los dioses.
- Hay que aprovechar el tiempo y no abandonar por pereza el estudio de la filosofía que lleva a la perfección.
- El aspirante a cargos políticos no debe apoyarse en influencias familiares.
- El hombre no debe dejarse dominar por las riquezas.
El lenguaje es oscuro y utiliza palabras de doble significado, metáforas, etc.
Juvenal
Representante de la sátira latina a la que se dedicó en edad madura, indignado por la corrupción de la sociedad de su tiempo. Los temas son: la mediocridad de los escritores, la homosexualidad, la mentira, la insolencia de los ricos, la vida lamentable de los clientes siempre al servicio de los patrones, los vicios de las mujeres de las que dice que no hay una que sea buena y fiel. Describe la triste condición de los hombres de letras despreciando a las personas de la nobleza por descendencia y no por méritos propios.
Horacio adopta un tono épico y trágico. Tiene una gran capacidad para sintetizar los pensamientos en frases muy breves (mens sana in corpore sano).