Fábulas clásicas griegas
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Los pescadores y el atún
Unos pescadores que habían salido a pescar, como no habían cogido nada después de faenar durante mucho tiempo, se desanimaron y se aprestaron a dar la vuelta. Al momento, un atún que era perseguido por peces más grandes saltó a la barca. Y aquellos después de cogerlo se volvieron con agrado. La fábula muestra que muchas veces lo que no ofrece la técnica lo regala la suerte.
Las ranas en la charca
Dos ranas, habiéndose secado su charca, andaban dando vueltas buscando donde quedarse. Y cuando llegaron junto a un pozo, una aconsejó saltar despreocupadamente. Pero la otra dijo: “Y si también se seca el agua aquí, ¿cómo vamos a poder salir?” La fábula nos enseña a no emprender asuntos irreflexivamente.
La mujer y la gallina
Una viuda, que tenía una gallina que le ponía cada día un huevo, pensó que si le echaba más comida, le pondría incluso dos al día. Y al hacer ella eso, sucedió que la gallina se volvió gorda y nunca más volvió a poner. La fábula muestra que algunos hombres por avaricia deseando tener más, pierden también lo que poseen.
La comadreja y la lima
Habiendo entrado una comadreja en un taller de un herrero lamía la lima que allí había. Y sucedió que, raspándose la lengua, le salía mucha sangre. Pero ella se complacía pensando en que le sacaba algo al hierro, hasta que perdió totalmente la lengua. La fábula se dice contra los que en su afán de disputas se dañan a sí mismos.
Un ciervo y un león en una cueva
Un ciervo que huía de unos cazadores llegó a una cueva en la que había un león, y entró allí para esconderse. Y siendo atrapado por el león y estando a punto de morir dijo: “Desdichado de mí que por huir de los hombres me pongo en manos de una fiera”. Así algunos hombres por miedo de riesgos pequeños se meten en peligros mayores.
Las moscas
Habiéndose derramado miel en una despensa, unas moscas que volaban se la comían. Y a causa de la dulzura del fruto no se apartaban. Al tener sus patas pegadas, como no podían volar, a punto de ahogarse decían: “Infelices de nosotras que por un breve placer morimos”. Así, la glotonería es causa de muchos males.
La serpiente, la comadreja y los ratones
Una serpiente y una comadreja se peleaban en una casa. Y los ratones que continuamente allí eran comidos por ambos, cuando los vieron pelearse, salieron andando a su antojo. Pero cuando vieron a los ratones, dejando entonces su pelea, se volvieron contra aquellos. Así también en las ciudades de los que se inmiscuyen en las revueltas populares, sin darse cuenta se convierten en víctimas de unos y otros.
El mosquito y el toro
Un mosquito que se había posado sobre el cuerno de un toro y había estado sentado durante mucho tiempo, cuando iba a marcharse, preguntó al toro si quería que ya se fuera. Y él contestándole dijo: “Pero ni me enteré cuando llegaste, ni me enteraré si te vas”. De esta fábula uno se podría valer contra un hombre sin poder, que ni presente ni ausente causa daño o provecho.
El labrador y la serpiente
Un labrador que se había encontrado una serpiente en invierno, congelada por el frío apiadándose de ella y cogiéndola, la puso sobre el regazo. Y ella calentándose y recobrando su naturaleza mordió a su bienhechor y lo mató. Y él muriéndose le decía: “Sufro cosas justas por lamentarme de un malvado”. La fábula muestra que son inmutables las maldades, aunque se traten con la mayor humanidad.
El lobo y el cordero que se había refugiado en un templo
Un lobo perseguía a un cordero. Y él se refugió en un templo. Y como el lobo se dirigiese a él y le dijera que el sacerdote le iba a sacrificar al dios se le cogía, aquel dijo: “Pues es preferible para mí convertirme en sacrificio del dios que morir por ti”. La fábula muestra que para quienes el morir amenaza es mejor la muerte con honor.