Factoring y Autofinanciación: Alternativas de Financiación Empresarial

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Factoring: Una Vía de Financiación a Corto Plazo

El factoring se presenta como una operación de financiación a corto plazo en la que una empresa especializada, conocida como "factor", adquiere los derechos de cobro de otra empresa a cambio de un precio determinado. Estos derechos de cobro suelen estar representados en facturas emitidas a clientes.

Aunque pueda parecer similar al descuento de efectos, el factoring es una operación más compleja. Existen dos diferencias fundamentales:

  • El factoring abarca la adquisición de todo tipo de derechos de cobro, no solo efectos comerciales como pagarés. La mayoría de estos derechos están representados en facturas, lo que da origen al nombre "factoring".
  • En una operación de factoring, la empresa factor se convierte en propietaria de los derechos de cobro, asumiendo así el riesgo de impago.

Existen dos modalidades de factoring: con recurso y sin recurso. Independientemente de la modalidad, el factor solo asume el riesgo de insolvencia del deudor, no cubriendo, por ejemplo, impagos por desacuerdos en la recepción de un envío.

Esta modalidad de financiación ofrece comodidad a las empresas, ya que les permite delegar los trámites administrativos del cobro de facturas. Además, en caso de impago por parte de los clientes, la empresa no sufre pérdidas, ya que ha recibido el pago por parte de la entidad de factoring. Sin embargo, este servicio tiene un coste elevado. El factor paga un importe inferior al valor nominal de las facturas como compensación por el riesgo asumido y el adelanto del importe. La diferencia entre el valor de los derechos de cobro y el importe pagado representa el coste de esta fuente de financiación. Cabe destacar que, en estas operaciones, el factor suele adquirir la totalidad de los derechos de cobro de la empresa, no solo una parte, para evitar que la empresa le ceda los derechos de cobro más difíciles de recuperar.

Antes de adquirir los derechos de cobro de una empresa, el factor evalúa el riesgo de impago. Si hay muchos clientes con un historial de cobro dudoso, el precio de la operación aumenta.

Autofinanciación: Recursos Internos para el Crecimiento Empresarial

Hasta ahora, hemos explorado las fuentes externas de financiación. Sin embargo, las empresas también pueden recurrir a los recursos generados por su propia actividad para financiarse. Estos recursos, generalmente, se destinan a cuatro fines principales:

  1. Pago de impuestos: Una parte de los beneficios se destina al pago de impuestos al Sector Público. Esto no constituye una forma de financiación.
  2. Reparto de dividendos: En este caso, los fondos salen de la empresa, por lo que tampoco se considera financiación.
  3. Constitución de reservas: Los beneficios no distribuidos se integran en el patrimonio neto de la empresa, representando una fuente de financiación a largo plazo. Estos recursos se devolverían en caso de liquidación de la sociedad, al igual que el capital social, pero también pueden obtenerse sin necesidad de liquidar, por ejemplo, mediante un reparto de dividendos con cargo a reservas.
  4. Creación de fondos de amortización: Una parte de los recursos generados debe destinarse a la reposición del capital empleado en su generación, asegurando así que la empresa no pierda capacidad productiva.
  5. Provisiones: Son fondos que se reservan para cubrir riesgos o posibles pérdidas futuras. Su dotación se realiza antes del cálculo de beneficios y, mientras no se utilicen, pueden emplearse para inversiones.

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