El Franquismo y la Transición Española: Dictadura, Democracia y Transformación

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La Creación del Estado Franquista

Grupos Ideológicos y Apoyos Sociales

La naturaleza del Estado franquista surgido tras el final de la Guerra Civil ha provocado controversias entre los historiadores. En general, salvo aquellos autores y grupos especialmente partidarios de aquel régimen político, ha habido coincidencia en que nos encontramos ante una dictadura. En efecto, no hubo elecciones libres, ni libertades políticas; hubo, asimismo, presos políticos y represión de toda discrepancia.

Más allá de este denominador común, ha habido autores que han definido el franquismo como una dictadura fascista. Se basan en la existencia de símbolos fascistas (yugo y flechas, saludo con el brazo en alto), de un partido único (FET de las JONS que en un momento determinado pasó a llamarse Movimiento Nacional), de un líder o de un sindicato vertical que agrupaba a empresarios y obreros. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en Alemania o Italia, el partido no tuvo el poder real, pues quedó reducido a ser un organismo que suministraba los miembros de la administración (cargos públicos); por otra parte, el líder (a Franco se lo denominó Caudillo en la propaganda) no se basó en un carisma claro.

Otros autores han hablado de una dictadura militar por el peso del ejército. Este, sin duda, fue el sostén de la dictadura, sus miembros gozaban de prestigio e influencia y de ciertas ventajas económicas (economatos, farmacias, viviendas). Sin embargo, a diferencia de la dictadura de Primo de Rivera, tampoco fue la institución gobernante.

Finalmente, se ha hablado de una dictadura eclesiástica. La Iglesia convirtió la Guerra Civil en una cruzada y respaldó en todo momento a Franco. Tuvo un gran peso en la vida del régimen, pues controlaba la censura y las costumbres (especialmente en los primeros tiempos); pero, aun siendo influyente, tampoco monopolizó el poder.

De ahí que en los últimos años se prefiera hablar de una dictadura personalista en la que Franco reunió todo el poder y marcó la evolución política, como demuestra que tras su muerte su régimen político no le pudiera sobrevivir.

Etapas de la Dictadura y Características

Durante la Guerra Civil el bando franquista había estado integrado por diversos grupos, lo que marcó una variedad ideológica, con predominio de unos sectores u otros según el momento. En todo caso, predominó una ideología anticomunista, nacionalista y centralista que identificaba España con la tradición y el catolicismo.

Los apoyos sociales del régimen se encontraron en las clases altas que habían visto peligrar sus propiedades durante la II República. De hecho, una de las primeras medidas del franquismo fue la contrarreforma agraria que anuló lo hecho por la República en el campo, manteniendo el latifundio tradicional. Junto a ellos, la Iglesia y los sectores más católicos y el ejército también sostuvieron el sistema. Finalmente, el mantenimiento del régimen franquista dependió mucho del conformismo de una población impactada por el trauma de una guerra que no se deseaba repetir y atemorizada por la represión.

Contexto Internacional: Del Aislamiento al Reconocimiento Exterior

La evolución política de los años posteriores a la Guerra Civil se caracterizó por una durísima represión (con decenas de miles de presos políticos y frecuentes fusilamientos).

Coincidiendo con los primeros años de la Segunda Guerra Mundial predominaron los rasgos fascistas. En esa fase tuvo gran influencia el cuñado de Franco Serrano Suñer, que era germanófilo, y existió un predominio de la FET de las JONS y de los militares. Se apoyó a Alemania con el envío de la División Azul a Rusia y con la entrega de suministros (trigo, aceite, wolframio). Sin embargo, a medida que Alemania e Italia comenzaron a ser derrotadas desde 1943 se produjo un alejamiento y un giro político. El régimen proclamó su nacional-catolicismo (anticomunismo y defensa de la tradición cristiana)

La propaganda defendió de forma creciente el anticomunismo y buscó dotarse de una apariencia de sistema político con instituciones permanentes, lo que dio lugar a la aprobación de varias leyes fundamentales: así se daba la apariencia de tener una constitución. Entre esas leyes destacaron: la Ley de las Cortes, por la que se creaba una especie de parlamento; el Fuero de los Españoles, que concedía algunos derechos, pero no los garantizaba; la Ley de Referéndum que preveía convocarlos para que el pueblo español decidiese en algunos asuntos; la Ley de Sucesión, que creaba una monarquía sin rey, que sería propuesto en un futuro por Franco, quien actuaba como regente.

Tras la guerra España quedó aislada internacionalmente porque era el único país superviviente del bando perdedor de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, fue condenada por la ONU como país fascista y no se benefició de las ayudas económicas del Plan Marshall dado por los EEUU a los demás países europeos. Sin embargo, la situación de Guerra Fría (enfrentamiento entre Estados Unidos y la URSS) tras la Segunda Guerra Mundial alivió esa soledad. La posición estratégica española (entrada del Mediterráneo) animó a Estados Unidos a apoyar a Franco, aunque fuese dictador, para evitar que un cambio político pudiese llevar al país al comunismo. En ese sentido, el anticomunismo del régimen franquista supuso una baza para ser aceptado en el exterior. En ese proceso resultó clave la firma de un concordato con el Vaticano y de los acuerdos con Estados Unidos. Por otra parte, y dentro de un contexto general de descolonización España concedió la independencia a Marruecos, aunque conservó Guinea y el Sáhara Occidental.

Desde el punto de vista político en la década de 1960, el régimen cambió. Si bien se mantuvo la dictadura (por ejemplo, funcionó la censura, un Tribunal de Orden Público que juzgaba por delitos políticos fuera del cauce de la justicia ordinaria) esta fue mucho menos represiva que en las décadas anteriores (de los 40 y comienzos de los 50) y, por ejemplo, ya no hubo fusilamientos masivos. El franquismo se desprendió de algunos rasgos que recordaban al fascismo: por ejemplo, el partido único FET de las JONS cambió su nombre por el de Movimiento Nacional y se propiciaron elecciones (aunque sin libertades) para las Cortes. Asimismo, el régimen dejó de basar su legitimidad en la cruzada y la victoria en la Guerra Civil y pasó a hacerlo en los logros económicos y la estabilidad (se celebraron los XXV años de paz) y se aprobó en referéndum la sucesión de Franco por Juan Carlos de Borbón cuando aquel muriese. Franco mantuvo el poder absoluto manteniendo el equilibrio entre las diferentes familias del régimen, cuyas enemistades se hicieron evidentes en momentos. Fue el caso del escándalo MATESA en 1969 que desprestigió al franquismo (acusaciones contra las ayudas irregulares por parte del gobierno a una empresa ligada al Opus Dei). Este asunto ocultó la lucha de poder entre Falange y el Opus que se saldó con el triunfo de estos últimos pues

Política Económica del Franquismo

De la Autarquía al Desarrollismo

La década de los 1960 representa un cambio esencial en el franquismo, que consigue alcanzar una elevada aceptación social. Esta tuvo que ver con la mejora económica conseguida en esa década.

1957 supuso un punto de inflexión en la España de Franco por el fracaso de la política económica autárquica. La autarquía, que es una política económica caracterizada porque un país busca autoabastecerse, se vio favorecida por el aislamiento al que fue sometido el país por las demás naciones occidentales; pero también respondió al ideal del fascismo, que entendía que un país no podía ser una potencia militar si dependía económicamente de sus vecinos.

Según los economistas, salvo que un país sea muy grande es muy difícil lograr una autarquía, ya que hay actividades para las cuales la economía de un lugar no está preparada. Por tanto, muchos productos son muy caros y otros escasearán. Eso fue lo que ocurrió en la España de la posguerra: persistió durante años la escasez, el racionamiento (que propició un lucrativo negocio de estraperlo para algunas personas vinculadas al régimen franquista) y la carestía. La mala situación explicó que, pese a la fuerte represión, se incrementara el malestar e incluso hubiera algunas huelgas.

El temor del franquismo, que fue un régimen que supo actuar con relativa flexibilidad en muchos momentos, a que el malestar provocase su caída aceleró un cambio concretado en un nuevo gobierno que acabó aprobando el Plan de Estabilización de 1959.

En ese gobierno predominaba el Opus Dei, un grupo de élite, muy vinculado a la Iglesia católica, de carácter tecnocrata. Su política consistía en aumentar la libertad económica, manteniendo la dictadura política y el control de la moral según pautas católicas. Dicho grupo impulsó el Plan de Estabilización que defendió el fin de la autarquía, la apertura al comercio exterior y una menor intervención del Estado. Este último aspecto suponía que muchas empresas sostenidas por ese Estado dejarían de estarlo con lo cual aumentaría el paro y el Estado reduciría los gastos a fin de contener la inflación.

El resultado del plan fue positivo gracias a una unión de circunstancias: en primer lugar, la apertura española coincidió con el fuerte crecimiento de Europa que necesitaba mucha mano de obra. Eso fomentó la emigración española al norte de Europa (Alemania, Francia, Países Bajos, Inglaterra): con ello se redujo el paro y aumentaron las remesas de los emigrantes en divisas (que permitieron a España hacer compras en el exterior). En segundo lugar, el crecimiento y la mejora del nivel de vida europeos permitieron la aparición de un turismo de masas que buscaba el sol y los bajos precios españoles. Con ello el país recibió muchas divisas, además de que se crearon muchos puestos de trabajo. En tercer y último lugar, España disfrutó de una renta de situación (el estar en Europa, cerca del mercado europeo, y los bajos precios y salarios, estimularon la entrada de inversiones extranjeras).

Además desde el gobierno se impulsó un cierto intervencionismo, guiado por criterios desarrollistas (impulsar y extender el crecimiento mediante una planificación que impulsó la construcción de regadíos (en un seguimiento de los principios regeneracionistas) y de ayudas a ciertas regiones para crear polos de desarrollo y generalizar el desarrollo industrial.

Como consecuencia de todas estas políticas se produjo un importante crecimiento industrial (España se convirtió en la décima potencia industrial del mundo) y una mejora general del nivel de vida. Sin embargo, pese a las políticas de polos de desarrollo la industria siguió concentrada en Cataluña, el País Vasco y también Madrid; asimismo, fue una industria descompensada con fuerte peso de actividades básicas necesitadas de mucha energía y poco desarrollo tecnológico.

Transformaciones Sociales: Causas y Evolución

La sociedad española se vio afectada por estos cambios. Como decíamos, se produjo una mejora del nivel de vida y España se convirtió en una sociedad de consumo, cuestión que se vio reflejada en algunos productos, símbolo del bienestar. Entre ellos destacaron el Seat 600, la TV, que entró en la mayoría de los hogares y el acceso general a la vivienda en propiedad; también apareció el turismo interior (a las playas).

Tales mejoras supusieron un crecimiento de la clase media que rompió la tradicional polarización de la sociedad española (por ejemplo, aumentó el porcentaje de españoles que podían estudiar). No obstante, persistieron las desigualdades y muchos sectores de la población española mantuvieron un bajo nivel de vida.

El país cambió porque el desarrollo industrial disparó el éxodo rural. En las periferias de Madrid, Barcelona o Bilbao y en los pueblos próximos se produjo un espectacular crecimiento de población (Getafe, por ejemplo, pasó en una década de 5.000 a 140.000 habitantes). Tal fenómeno estuvo acompañado de situaciones de chabolismo y de falta de servicios (calles sin asfaltar, falta de colegios, hospitales…).

Por último, se debe señalar que estos cambios sociales propiciaron la apertura de la sociedad española. La emigración a las ciudades y la llegada de turismo extranjero intensificó la secularización; es decir, se redujo el peso de la Iglesia en las costumbres; también fue más difícil reprimir a los españoles por cosas que hacían los turistas extranjeros. Por otra parte, aumentó el conformismo de los españoles respecto al régimen franquista.

La Oposición a la Dictadura

Principales Grupos y su Evolución

El Exilio

El exilio fue la salida forzosa para muchos de los derrotados en la guerra. La mayoría se refugió en Francia y de ahí algunos acabaron en la URSS o en Latinoamérica; otros lucharon en la resistencia contra los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En los años 1950-1960 muchos regresaron a España, aunque otros tuvieron que esperar a la muerte de Franco en 1975.

La Oposición Interna

La oposición había quedado muy debilitada tras la Guerra Civil en 1939 por la derrota y la fuerte represión. El protagonismo recayó en el PCE, que durante la década de 1940 practicó una táctica guerrillera. Sin embargo, aunque incluyó un intento de invasión por el Valle de Arán y fue activa en Asturias y Cataluña, acabó siendo abandonada por su evidente derrota; tras eso buscó organizar de nuevo el movimiento obrero de forma clandestina. Por su parte, el PSOE, la CNT y los republicanos apenas desplegaron ninguna actividad pues habían quedado muy debilitados.

Hasta los años 1960 no hubo una actividad más intensa, como se puede comprobar por el aumento de las huelgas, explicadas entre otros motivos por el aumento de la industrialización. En esas luchas el papel esencial recayó en un sindicato nuevo, las Comisiones Obreras (CCOO), ligado al PCE.

Junto al mundo obrero, el otro foco de oposición se encontró en la universidad, masificada desde esa década por la entrada de los hijos de la clase media.

En ese contexto aparecieron o se recuperaron otros grupos políticos. El PSOE se renovó con una nueva generación de políticos que llevó a la jefatura a Felipe González tras el Congreso de Suresnes. Otros grupos fueron el FELIPE, centrado en la universidad, los demócratas cristianos (Partido de Centro Católicos) y los nacionalistas vascos y catalanes, quienes demandaron la recuperación de las libertades y la autonomía de sus territorios. También funcionaron desde finales de los 1960 grupos que preconizaron la lucha armada. Entre ellos, sobresalió la ETA y algunos grupos de extrema izquierda (FRAP, GRAPO); asimismo, apareció una incipiente oposición militar (UMD) que no prosperó al ser muy reprimida.

La Crisis del Franquismo (1973-1975)

Entre 1969 y 1975 se produce la crisis del régimen franquista. Esta tuvo como motivos:

  1. En primer lugar, la pérdida de la base ideológica del régimen que se había apoyado desde sus orígenes en el mundo rural y católico, erosionado por el crecimiento urbano del país y por su consiguiente secularización.
  2. En segundo lugar, a diferencia de lo ocurrido en los años anteriores, España era una anomalía en un continente europeo democrático, donde ese tipo de sistema político se había impuesto en los países del sur de Europa, como Grecia o Portugal tras la llamada “Revolución de los Claveles”.

A esto se sumó la suavización de la Guerra Fría; es decir, Estados Unidos no necesitaba ya la alianza con España porque su papel estratégico era menor; además esto coexistía con el temor a que el mantenimiento indefinido de la dictadura propiciase la radicalización, como había ocurrido en Portugal. De esta manera, Estados Unidos y países como Alemania presionan diplomáticamente para que haya un cambio político.

Al igual que le había ocurrido anteriormente a Primo de Rivera, también fue un factor el agotamiento físico del dictador (anciano y enfermo de Parkinson) , esencial en una dictadura personalista como la franquista. Esta situación se vio agravada por el asesinato por la ETA en 1973 del seguro sucesor, el almirante Carrero, hombre muy leal a Franco y al franquismo.

La Crisis Colonial

Igualmente importante fue la crisis colonial. España poseía dos territorios africanos, consolidados en el primer tercio del siglo XX: Guinea Ecuatorial y el Sáhara Español. Si al primero se le dio la independencia a finales de la década de 1960, en el segundo existían intereses mineros pues era un territorio muy rico en fosfatos (fertilizantes agrícolas). La negativa a dar la independencia propició el estallido de una rebelión. Esto se complicó a la altura de 1975 cuando el régimen franquista totalmente en crisis finalmente accedió a dar la independencia a los saharauis, organizados en el Frente Polisario, cumpliendo el mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Marruecos, también rico en fosfatos, reivindicó el territorio como propio y organizó la Marcha Verde, una manifestación de civiles que se dirigió a la frontera del Sáhara a fin de realizar una “invasión pacífica”. El temor de España a verse envuelta en una guerra en esos momentos, precipitó la firma de los Acuerdos de Madrid. España cedió el territorio a Marruecos y a Mauritania, ignorando a los saharauis y abriendo la puerta a un conflicto vigente todavía hoy.

La Crisis Económica

Tampoco era buena la situación económica por la crisis mundial de 1973, llamada del petróleo, que afectó a España al cerrar la posibilidad de la emigración a una Europa también en crisis, provocar la reducción de las inversiones extranjeras y causar la crisis de industrias muy consumidoras de energía y esenciales en la economía española, como la siderurgia y la naval.

La crisis acentuó el malestar social por el aumento del paro (agravado por la imposibilidad de recurrir a la válvula de escape de la emigración). Esto unido a la previsible muerte del dictador y a la presión internacional convirtió los últimos años del franquismo en un periodo inestable.

La Transición

Alternativas Políticas tras la Muerte de Franco

El concepto de Transición (1975-1977) hace referencia al paso del franquismo al actual sistema de democracia parlamentaria. Este se caracteriza porque las leyes son hechas por un parlamento elegido, del que sale también el gobierno de la nación; y por la existencia de amplias libertades y derechos garantizados por ley.

La Transición se basó en un pacto entre el sector moderado del franquismo (a los que se llamó reformistas) y la oposición antifranquista. Los primeros tenían la conciencia de que tras la muerte de Franco y los cambios internos y externos el régimen era inviable. Ese sector estuvo encabezado por el propio rey Juan Carlos, que se alejó del franquismo de forma gradual, y el presidente del gobierno Adolfo Suárez (pese a que era un político formado durante el franquismo), nombrado por el monarca.

En cuanto a la oposición política, si bien había aumentado su capacidad de influencia y movilización, y había iniciado algunas tentativas de unión (Junta Democrática, Plataforma de Organismos Democráticos) era consciente de su incapacidad para derribar al franquismo (pese a las huelgas). Una situación que no puede ser obviada, porque hasta su final el franquismo había mantenido apoyos sociales, a lo que se juntaba el temor de parte de la población, afectada por el trauma del recuerdo de la Guerra Civil, al cambio y el conformismo de otro sector que había visto mejorado su nivel de vida.

La Transición fue respaldada desde el exterior. Existía un clima democrático tras el triunfo de regímenes democráticos en la Europa sur con lo que llegó un momento en que España era el único país dictatorial europeo occidental , lo que se unía a su atraso respecto a los países vecinos. También existía un deseo de lograr soluciones moderadas (apoyo de EEUU, Alemania) y evitar un posible éxito de los comunistas, que en ese momento eran la principal fuerza de la oposición.

El Papel del Rey y el Gobierno de Adolfo Suárez

El proceso de la Transición fue difícil por diversos motivos:

  1. Existía un sector partidario de mantener el franquismo a ultranza (llamado el búnker), representado en los primeros gobiernos de Juan Carlos (Arias Navarro). Pese a ser poco numeroso, tenía mucha influencia en el ejército y la policía y recurrió, a veces, al terrorismo, como ocurrió en la matanza de abogados de CCOO en Atocha en 1977
  2. En ese periodo se acrecentó el terrorismo de la ETA y de la extrema izquierda (FRAP). Se multiplicaron los atentados con el objetivo de desestabilizar: se pretendía una espiral de violencia que acabase provocando un golpe de Estado militar con la idea de que la represión posterior acabaría empujando a la gente a hacer una revolución.
  3. El país vivía una grave crisis económica, manifestada en un fuerte aumento del paro y una elevada inflación (alcanzó el 22%)

El proceso de apertura del régimen se desarrolló entre 1976 y 1977 con el nombramiento de Adolfo Suárez (que reemplazó en la jefatura del gobierno al franquista Arias Navarro) y culminó con un referéndum por la reforma política, aprobado mayoritariamente por el pueblo español. Los resultados del pacto de la Transición incluyeron la legalización de todos los partidos (incluido el PCE). No obstante, hubo una serie de aspectos no negociables:

  • El primero fue el mantenimiento de la monarquía, lo que empujó al PSOE y al PCE a abandonar sus posiciones republicanas.
  • En segundo lugar, no se pondría en cuestión la unidad de España, lo que implicó el rechazo al federalismo, es decir un país constituido por diversos estados.
  • El parlamento se dividiría en dos cámaras, con un Senado donde las zonas rurales, más conservadoras, tendrían mayoría. De esa forma se garantizaba que no hubiera cambios muy radicales.
  • Por último, se impuso una política de olvido; es decir, no habría ajuste de cuentas ya que las personas que habían prosperado gracias al franquismo no se verían importunadas en ningún momento.

El Restablecimiento de la Democracia: Las Elecciones de Junio de 1977

Las elecciones de junio de 1977 dieron lugar a un mapa político que se ha mantenido más o menos hasta épocas recientes. Aparecieron dos fuerzas dominantes situadas cerca del centro político. En este caso fueron la UCD (Unión de Centro Democrático), que bajo el liderazgo de Suárez, incluía a los reformistas del franquismo y a la oposición de demócratas cristianos y liberales; junto a él se encontraba el PSOE. Ambos grupos, compuestos por políticos jóvenes (Felipe González) suponían a ojos de la población la superación de la Guerra Civil y del pasado. Eso explica que otros dos grupos, el PCE, que había sido hegemónico en la oposición durante el franquismo, y Alianza Popular, formado por los franquistas que habían acabado aceptando la democracia, y que estaban más ligados con el pasado (sus líderes, Manuel Fraga y Santiago Carrillo lo demostraban) tuvieran resultados no superiores al 10 %. Finalmente en Cataluña y el País Vasco los partidos nacionalistas obtuvieron grandes resultados

La Constitución de 1978

El consenso entre los partidos continuó para garantizar la supervivencia de la democracia y tuvo dos resultados tangibles:

  1. Los Pactos de la Moncloa (1977), acuerdos económicos que buscaron contener la inflación y equilibrar la balanza de pagos (relaciones económicas con el exterior). A tal efecto, se congelaron salarios y se facilitaron los despidos (cosa que la legislación laboral franquista dificultaba). Esos acuerdos permitieron una paz social, es decir que no se multiplicaran los conflictos (evitando así la inestabilidad de la II República); también apuntaron a la construcción de un Estado del Bienestar (impulsado por la creación del Impuesto sobre la Renta: IRPF)
  2. Aprobación de la actual Constitución (1978). Un texto considerado moderno, que establecía un sistema democrático, con derechos sociales, una monarquía parlamentaria en la que el rey, a diferencia del último monarca Alfonso XIII, tenía un papel simbólico; y se fundaba el Estado de las Autonomías que, al incluía las llamadas históricas, pero también al resto del país; en parte para debilitar a las históricas.

La democratización del país se completó con unas elecciones municipales, por las que se eligieron alcaldes y concejales, y que dieron el triunfo a las izquierdas.

El Estado de las Autonomías

En esos años la inestabilidad persistió por la intensidad de la crisis económica, por el golpismo militar, con un ejército todavía muy vinculado al franquismo, como quedó demostrado en los intentos de golpe militar de la Operación Galaxia (1978) y, sobre todo, del golpe del 23F en 1981. A eso se sumó un poderoso terrorismo de ETA que en esos años cometía un atentado cada 2 días y la crisis del partido del gobierno, la UCD, que había sido un partido de aluvión, formado muy deprisa en torno a Suárez, y que se vio desgarrado por luchas internas por el poder.

La dimisión de Suárez, sin apoyos, llevó a unas nuevas elecciones que serían ganadas por el PSOE

El Terrorismo durante la Transición

Durante la Transición, España sufrió una intensa ola de terrorismo por parte de ETA y grupos de extrema izquierda como el FRAP. Estos atentados buscaban desestabilizar el país y obstaculizar el proceso de democratización. La violencia terrorista fue uno de los principales desafíos que tuvo que afrontar la sociedad española durante este periodo.

Las Etapas Políticas de la Democracia

Los Gobiernos de la UCD

Pese a ganar las dos primeras elecciones de la democracia, los gobiernos de la UCD fueron débiles. En primer lugar, por la situación de crisis económica y de inestabilidad política por el golpismo y el terrorismo. En segundo, porque era un partido poco estructurado, creado muy deprisa. Dentro de él, muchos consideraban a Suárez un advenedizo y conspiraron contra él. Por esos motivos Suárez acabó dimitiendo. La crisis se intensificó por el intento de golpe de Estado del 23F, el más serio habido en toda la historia de la democracia española. En él se mezcló un intento de vuelta a la dictadura (Tejero) y otro de establecer un gobierno fuerte, de concentración de todos los partidos, dirigido por el general Armada (muy próximo al rey). Al poco tiempo de ese fracaso, llegó al poder el PSOE, gracias a las elecciones de 1982.

El Golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981

El 23 de febrero de 1981, un grupo de guardias civiles liderados por el teniente coronel Antonio Tejero asaltó el Congreso de los Diputados durante la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente del gobierno. El golpe de Estado fracasó gracias a la intervención del rey Juan Carlos I, quien se pronunció en contra de los golpistas y defendió la democracia. El 23F fue un momento crítico en la historia de la democracia española y marcó un punto de inflexión en la consolidación del régimen democrático.

La Alternancia Política: Gobiernos Socialistas y Gobiernos del Partido Popular

Los Gobiernos Socialistas (1982-1996)

El año 1982 es clave en la democracia española porque en las elecciones de ese año se produce el triunfo abrumador del PSOE y el hundimiento de la Unión de Centro Democrático (UCD). Para muchos supone el fin de la Transición y la normalidad de la situación política, porque por primera vez desde el fin de la Guerra Civil un partido político de izquierdas llegaba al poder sin que eso representara ningún problema político en el país. También es cierto que ese partido había realizado una política de moderación en los años previos, que lo había acercado a posiciones de centro-izquierda y se había desprendido de sus planteamientos más radicales: por ejemplo había abandonado a finales de la década de 1970 el marxismo que era la ideología revolucionaria mantenida desde su fundación.

La solidez de su triunfo (tenía mayoría absoluta en las Cortes y dominaba la mayor parte de los ayuntamientos importantes tras las primeras elecciones municipales) le permitió acometer una política económica destinada a sacar al país de la crisis de comienzos de los años 1970. Esta se basó en diversas medidas:

  • En primer lugar, inició una reconversión industrial por la que eliminó industrias (muchas estatales) que ya no eran rentables como astilleros y siderurgia a cambio de pactar con los sindicatos jubilaciones anticipadas y ayudas a los trabajadores.
  • En segundo, apoyó una reconversión bancaria por la que se concedieron ayudas a muchas entidades y se favoreció su concentración para conseguir bancos más fuertes.
  • En tercero se emprendieron medidas de ajuste (por ejemplo, controlar la subida de salarios, a fin de reducir la inflación, lo que ocurrió pues esta descendió notablemente del 20 al 8 %.

Estas medidas, junto a la entrada en la Unión Europea, que veremos seguidamente, permitieron la recuperación de la economía española en los años 1990. No obstante, la economía siguió manteniendo desequilibrios estructurales, como un nivel de paro y una inflación superiores a los países del entorno europeo.

Por otra parte, se emprendió una política social que permitió al país acercarse a los niveles europeos (aunque insuficientemente) y poner las bases de un Estado del Bienestar con una educación y sanidad gratuitas.

La Entrada en la OTAN y la Unión Europea

Durante los gobiernos del PSOE, presididos por Felipe González España se incorporó a su entorno internacional. A tal efecto, el gobierno impulsó la entrada en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte, surgida en la Guerra Fría). Esa política fue contradictoria con las posiciones anteriores del PSOE, que eran de neutralidad en la política internacional (ni con Estados Unidos ni con la Unión Soviética) y le forzó a convocar un referéndum en el que una mayoría ajustada de españoles aprobó la entrada. Se ha considerado que esta supuso un freno al golpismo del ejército, entre otras cosas por las mejoras de las condiciones de los militares y el aumento de posibilidades. Asimismo, el ejército de Franco fue desapareciendo porque sus oficiales acabaron jubilándose y desde esa década dejó de tener peso en la política. Igualmente, se produjo un debilitamiento de la ETA que tan importante había sido por su capacidad para atentar e influir en la política en los años anteriores.

Más significativa aún que la entrada en la OTAN resultó la entrada en la Unión Europea (llamada Comunidad Europea en aquellas fechas) que España había perseguido desde hacía décadas y que pudo cumplirse al ser España por fin un país democrático.

El balance general de esta incorporación se ha considerado positivo por las importantes ayudas de los fondos europeos establecidos en Europa para compensar a los países más atrasados (básicos en la mejora de las infraestructuras); así como por su contribución a la modernización económica de las empresas españolas, obligadas a competir sin proteccionismo con las europeas.

El Desarrollo del Estado de las Autonomías

Otro apartado importante ha sido el desarrollo del Estado de las Autonomías. En este periodo se homogenizaron las competencias de todas (educación, sanidad, justicia, políticas sociales); adquirieron recursos crecientes de los presupuestos del Estado y en algunas de ellas, como el País Vasco, Cataluña, Canarias han sido habituales los Gobiernos de partidos nacionalistas, con lo que en parte se ha canalizado sin grandes conflictos la cuestión territorial que se remontaba a finales del siglo XIX.

Los Gobiernos del Partido Popular (1996-2004)

Símbolo de esa estabilidad fue que en 1996 se produjera una alternancia política con la caída del PSOE, desgastado por la crisis económica de mitad de los años 90 y por acusaciones de corrupción y de guerra sucia contra el terrorismo (asunto de los GAL) con el triunfo del PP de Aznar, partido surgido de la mezcla de la extinta UCD y de Alianza Popular, cuyo mandato coincidió con una época de boom económico basado en el aumento espectacular de la construcción y en el turismo. Aznar ganó dos elecciones. En las primeras gobernó con el apoyo de los nacionalistas vascos y catalanes; sin embargo, en la segunda con mayoría absoluta hizo más hincapié en el nacionalismo español. Su apoyo a la guerra de Irak y el impacto de los atentados islamistas de Madrid hizo que el PP perdiera las elecciones y regresase el PSOE al poder con Rodríguez Zapatero

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