La funcionalidad lectora en la literatura

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La funcionalidad lectora

La no participación del lector

Para Pratt (1977), una de las características que define a la literatura es la no participación del lector. Se trata de una comunicación en forma de monólogo en la que el receptor no puede modificar el mensaje, no puede reaccionar; por lo tanto, se trata de un receptor ocasional. A pesar de todo esto, no es un receptor pasivo, pues toma la iniciativa y hace acopio de todos sus conocimientos e imaginación para reconstruir desde su experiencia.

La regla F o fictivización

Schmidt habla de la “regla F” o “fictivización”, entendida como la suspensión temporal de las reglas usuales que rigen los intercambios comunicativos:

  • Cuando participamos en el habla cotidiana, nos servimos de nuestro conocimiento para valorar la adecuación de los actos del habla.
  • Cuando participamos en la mímesis, damos por supuesta la adecuación de los actos hipotéticos y deducimos un mundo a partir de las circunstancias requeridas para esa adecuación.

Lo literario es fruto de una conversación social. Una obra se denomina literaria si los receptores ajustan los mecanismos cognitivos pertinentes, lo cual permite reconocerla por ciertos rasgos (pensemos que los niños aprenden muy pronto que el “érase una vez” sigue un tipo especial de discurso cuyas reglas son distintas; se trata de la ruptura con los principios que regulan el funcionamiento habitual de la lengua).

La tensión entre el mundo real y la ficción

La tensión entre el mundo real y la ficción podemos ejemplificarla con obras literarias como “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Cervantes, donde el desencadenante de la acción es precisamente un desajuste en la aplicación de las convenciones pragmáticas debido a que la locura lleva a no ser capaz de distinguir la comunicación escrita de la comunicación normal, es decir, el mundo de la ficción y el mundo real, haciendo caso omiso de las condiciones institucionales, sociales y culturales.

El uso didáctico del texto literario

El uso didáctico de un texto literario determinará si es idóneo en función de los objetivos de comunicación que, como docente, propongas establecer con la clase y en función de las capacidades cognitivas y lingüísticas que el alumnado apunte en su recepción.

La lingüística y la poética

Posner señala que es tarea de la lingüística describir y explicar los rasgos de la comunicación por medio del lenguaje, mientras que es tarea de la poética describir y explicar los rasgos característicos de la comunicación poética. Esta última es un tipo de comunicación en la que el lenguaje posee una función estética. Por lo tanto, lograr que la educación literaria sea más que un mero sintagma.

El objetivo prioritario de estas será que el alumno reelabore para sí mismo las múltiples comunicaciones de los textos literarios, que las transforme en maneras de vivir, que los use como instrumentos para reconocerse como parte integrante del grupo humano y se preocupe de transmitir esa herencia.

La didáctica de la literatura

La didáctica de la literatura debe desarrollar las capacidades del alumnado para comprenderla, valorarla, disfrutarla y producirla, y así sirva para comunicar, representar y regular, para lo cual es preciso no solo leer, sino también dramatizar, recitar, redactar, componer y, por supuesto, estudiar, valorar y, por ende, disfrutar con métodos activos con los que el sujeto se responsabiliza de su aprendizaje.

El tratamiento didáctico de la enseñanza-aprendizaje de la literatura

Por todo esto, un tratamiento didáctico de la enseñanza-aprendizaje de la literatura implica una cuidada selección de textos atendiendo a las competencias de los estudiantes y a la educación integral de los mismos en un marco de participación e intercambio de opiniones que hagan fluido el circuito comunicativo en un aprendizaje significativo y creativo.

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