Fundamentos Éticos y Culturales del Judaísmo Antiguo: Profetas, Ley y Helenismo
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La Indisoluble Unión de Religión y Ética
El conjunto inseparable de religión y ética en la creencia en el Dios de Israel implica un comportamiento ético, garantizado y normado por el mismo Dios. La fe en el Dios de Israel exige una conducta ética en la sociedad civil, especialmente hacia los desfavorecidos. Según la tradición de Israel, creencia y comportamiento ético son inseparables.
El Rol Transformador de los Profetas
Los Profetas fueron quienes despertaron en el pueblo de Israel la conciencia del significado de su historia, impulsando una nueva forma de hacer historia. Les proporcionaron una conciencia identitaria y los mantuvieron fieles a la trayectoria del desierto y la alianza, defendiendo el "monoteísmo ético".
La Ley de Santidad: Pureza y Diferenciación
La Ley de Santidad, una antigua colección de leyes, contiene prescripciones sobre sacrificios y pureza ritual. Esta colección enfatiza la diferencia entre Israel, consagrado a Yahvé, y los pueblos vecinos. La santidad y unicidad de Yahvé hacen de Israel un pueblo santo y único.
El Helenismo: Influencia Sociocultural
El Helenismo se refiere a la estructura sociocultural desarrollada tras la conquista del Oriente Próximo y Medio por Alejandro Magno (Grecia) alrededor del 330 a.C. Elementos culturales como la administración persa y la lengua común del Mediterráneo unificaron el helenismo. No es simplemente griego, sino el imperio de Alejandro, con influencias persas y orientales a nivel administrativo.
El Judaísmo Antiguo: Reconstrucción y Transformación
Tras la caída de Samaría, las diez tribus del Norte perdieron su función social y política. Con el destierro y el regreso de los judíos a Jerusalén para reconstruir el templo y el culto, el peso de las tribus del Norte desapareció. Se mostraron hostiles a la reconstrucción, ya que el pueblo reconstruido no les ofrecía espacio. El Israel reconstruido tras el destierro no es el antiguo "reino de Israel", sino un Israel construido casi exclusivamente por Judá.
Se define el judaísmo antiguo como el período delimitado por el fin del destierro en el 538 a.C. y la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.