Galicia en el siglo XVIII: Transformaciones y Desarrollo bajo los Borbones
Clasificado en Otras lenguas extranjeras
Escrito el en español con un tamaño de 4,22 KB
En la Galicia del siglo XVIII convivieron rasgos del pasado con importantes novedades, como la extensión de los cultivos del maíz y la patata, la consolidación de la hidalguía como grupo social intermediario, la llegada de comerciantes catalanes que modificaron en profundidad el sector de la pesca y la conserva, la apertura al comercio americano o la presencia de la Armada Real. Galicia mantuvo su importancia estratégica como baluarte marítimo avanzado en la defensa del imperio colonial americano, frente al paso de las armadas enemigas.
Importancia militar
Los Borbones, al igual que en el resto del país, llevaron a cabo numerosas reformas con las que reforzar su poder y mejorar el desarrollo y la riqueza económica de la monarquía. A nivel administrativo destaca la creación de la Intendencia del reino de Galicia. El intendente tenía amplias funciones en temas relacionados con el ejército (reclutamiento), la hacienda (control de las rentas y contribuciones reales), y la justicia, lo que provocó bastantes conflictos con las viejas instituciones (la Audiencia y la Capitanía General), dado que sus funciones se solapaban.
Las reformas del ejército y de la Armada tuvieron un fuerte impacto social y económico, dado que la posición geográfica de Galicia hizo que la nueva dinastía la considerara un punto estratégico fundamental en la defensa marítima de España y en las comunicaciones con América. La marina de guerra se transformó radicalmente, abandonándose el viejo sistema de flotas para comerciar con las colonias y la unificación de las diferentes escuadras en una única Armada Real. La costa quedó dividida en Departamentos Marítimos en 1726 y poco después se estableció un sistema de reclutamiento obligatorio de marineros conocido como matrícula de mar. También se fomentó y modernizó la construcción naval, incrementándose el número de buques de guerra, siendo sustituido el modelo del galeón por los nuevos tipos de barcos: corbetas, fragatas y navíos de línea.
José Patiño, Secretario de Marina de Felipe V, convirtió Ferrol en la capital del Departamento Marítimo del Norte en 1726, construyendo el arsenal, los astilleros y la base de la Armada Real. Además, toda la ciudad fue remodelada a partir de 1746 con el Marqués de la Ensenada, con la creación de múltiples barrios para albergar a los trabajadores del Astillero y también para los oficiales de la Armada.
En 1776 se estableció también la Academia de Guardiamarinas, para formar a los futuros oficiales. Por lo tanto, la que era una villa de pescadores, acabó por transformarse en un núcleo urbano importante para Galicia. Las guerras desarrolladas por los Borbones tuvieron consecuencias para Galicia, al convertirse en uno de los escenarios de los ataques ingleses. Los lugares más perjudicados fueron las costas de las rías de Vigo y Ferrol.
Apertura del comercio colonial
En 1764, el Gobierno de Carlos III estableció en A Coruña el Servicio de Correos Marítimos cara a América, una compañía estatal de buques encargados de llevar la correspondencia oficial y privada hacia el puerto de La Habana y a Buenos Aires. Con salidas regulares todos los años, también podía transportar personas y mercancías, excepto en los periodos bélicos, en los que se transformaban en navíos de guerra. Entre 1765 y 1778, se decretó también la apertura del comercio colonial, lo que favoreció el desarrollo de los puertos gallegos, en especial en la ciudad de A Coruña, donde se crearon algunas compañías comerciales que imitaban el modelo de las británicas y holandesas.
Conclusión
La existencia de los Correos Marítimos, el privilegio de poder comerciar con América, el funcionamiento del Arsenal de la Marina, junto con la existencia de importantes materias primas (como el lino y la sardina) permitieron, a lo largo del siglo XVIII, el incremento de las actividades mercantiles en Galicia, principalmente en sus puertos. Así mismo, atraídos por esas ventajas, se produjo el asentamiento de numerosos comerciantes foráneos, principalmente vascos, asturianos y catalanes, que se convirtieron en los principales dinamizadores del sector, creando numerosos negocios e introduciendo importantes innovaciones.