Inculturación y Evangelización: Diálogo Fe-Cultura, Pecado y Gracia
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Inculturación y Evangelización: Un Proceso Vital
La evangelización es vital para que una cultura llegue a convertirse en portadora social de la concepción cristiana de la vida.
Fases del Proceso de Inculturación
- Contactos Iniciales: Esta fase suele ser difícil, un tiempo de lucha para vencer los obstáculos que suponen los intereses creados en la cultura preexistente.
- Entrada Progresiva del Evangelio: Un período largo que implica dos hechos importantes:
- Depurar lo erróneo en la cultura a evangelizar y la asimilación de lo positivo de cada cultura.
- Instalar lo evangélico en la cultura que se cristianiza.
- Expansión: Una vez aceptado el Evangelio, se conserva. Por virtud de la gracia, la inculturación eleva ese conjunto de valores positivos y lo completa añadiendo nuevos valores, sobrenaturales (que exceden los límites de la naturaleza).
Diálogo Fe-Cultura
Es necesario un diálogo entre la fe y la cultura, que asume dos formas:
- Inculturación: Transformación de valores culturales mediante la integración del cristianismo.
- Evangelización de las Culturas: Evangelizar espacios geográficos y socioculturales, tratando de llegar a mentalidades colectivas. No basta la acción evangelizadora si no hay acción sobre los modos de pensar.
Condición Humana: Pecado y Gracia
El pecado está presente en la historia del hombre. Para comprender el pecado, es necesario reconocer el vínculo del hombre con Dios; fuera de esta relación, el pecado no sería un verdadero rechazo a Dios. El pecado original es la desobediencia a Dios. El pecado es el abuso de la libertad que Dios nos da. El pecado es una realidad innegable. Cuanto más conocemos a Dios, mejor sabemos lo que es pecado. Cuando pecas, te rompes contigo mismo, con Dios y con los demás.
La amistad con Dios, perdida por el pecado original, solo se puede recuperar por la Gracia, un don sobrenatural porque lo que se está comunicando es la vida misma de Dios, y esto exige una respuesta del hombre. La Gracia es la participación gratuita de la vida sobrenatural de Dios, se inicia con el Bautismo y se pierde cada vez que cometemos pecado grave. La vida eterna proviene de Dios, y el cristiano no puede actuar rectamente si no cuenta con Dios. El pecado y la gracia definen la vida del humano en la tierra. El Padre desea que su creatura alcance la gracia, y para ello es necesario el Espíritu Santo. La creación del hombre a semejanza de Dios implica la comunicación con Él.
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