Jesucristo: Verdadero Dios y Hombre - Humanidad y Divinidad en la Fe Cristiana

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La Fe en Jesús: Dios y Hombre

La fe de la Iglesia enseña que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Esta afirmación no es arbitraria, sino que está en consonancia con el testimonio histórico que ofrece la Sagrada Escritura, especialmente el testimonio de los Evangelios y de la más antigua tradición cristiana. Un riguroso análisis racional de los datos evangélicos pone de manifiesto tanto la humanidad como la divinidad de Jesús.

La Verdadera Humanidad de Jesús

Hoy en día, es necesario enfatizar la verdadera humanidad de Jesús, dada la tendencia a presentarlo únicamente como un hombre extraordinario. Esta perspectiva, que lo reduce a la sola humanidad, es contraria a la que se manifestó en los primeros siglos del cristianismo, conocida como docetismo, la cual negaba la realidad de su cuerpo físico.

Jesús Posee un Cuerpo Humano Real

Para estudiar la verdadera humanidad de Jesús, primero hay que cerciorarse de que poseía un cuerpo humano real, de carne y hueso. Los testimonios más importantes al respecto son:

  • La Encarnación: Punto de arranque de la verdadera humanidad de Jesús. Esta carne la recibe de María, su madre, la Virgen de Nazaret.
  • Experiencias Humanas: Como cualquier otro niño, Jesús experimentó el cansancio, el hambre y la sed. Sufrió el martirio, la flagelación, la coronación de espinas, la crucifixión y la muerte. Poseía un cuerpo mortal; solo un hombre ha podido morir como verdaderamente murió Jesús.
  • La Resurrección: Confirma que Jesús es verdadero hombre. Si para nacer en el tiempo el Verbo se hizo carne, cuando resucitó volvió a tomar su propio cuerpo humano real. Resucitar quiere decir volver a la vida en el propio cuerpo. Este cuerpo puede ser dotado de nuevas cualidades y ser glorificado, como en la Ascensión.

Jesús como Personaje Histórico

Los Evangelios dan abundantes testimonios sobre la verdadera humanidad de Jesús:

  • Pertenece a un pueblo, el judío, y a una patria, Palestina.
  • Conocemos a su madre, María, y su genealogía humana.
  • Nació y vivió en una época concreta, en tiempos de Octavio y Tiberio, Pilato y Caifás.
  • Tuvo una profesión conocida y nos consta su persecución, condena y muerte.

Jesús y su Intensa Vida Social

Jesús tuvo amigos, como Lázaro, y enemigos, como los fariseos, con los que conversaba y discutía. Le acusaron de ser un comilón y un bebedor, y le exigieron el pago de los tributos, algo que no se les pide a los seres inexistentes.

Jesús: Plenamente Hombre

En su vida terrena, Jesús manifestó una riqueza incomparable de actitudes humanas y valoraciones morales. Los Evangelios dan testimonios abundantes acerca de la plenitud humana de Jesús.

Jesús Posee Alma Racional

La existencia del alma humana se manifiesta en el conocimiento racional, la voluntad y los sentidos. Jesús conoce como es propio de toda alma humana racional. Tiene voluntad humana y la manifiesta en diversos testimonios. Los Evangelios destacan la identificación de su voluntad humana con la del Padre.

Jesús Experimentó una Gran Riqueza de Afectos y Sentimientos

  • Alegría: Se llenó de gozo en el Espíritu Santo.
  • Pena y Tristeza: Incluso angustia en Getsemaní ante su muerte.
  • Amor: La plena humanidad de Jesús ha conmovido el corazón de los hombres de todas las épocas.

Jesús: Modelo de Virtudes

Encontramos en Jesús la ausencia de pecado y la plenitud de la vida moral. Toda su vida terrena y el desarrollo de su misión testimonian la verdad de su absoluta impecabilidad, integridad y santidad. Justo y santo, Jesús se hizo solidario con todos los hombres.

Solidaridad con la Humanidad

La solidaridad de Jesús se aprecia en su lucha contra el pecado y en su acercamiento a los que sufren bajo el peso de cualquier miseria física o moral. Su vida entera es una manifestación de solidaridad.

Unidad en la Persona del Hijo

Jesús es Hijo de Dios. Esta verdad se formó entre los apóstoles a partir de las obras y palabras de Jesús en el periodo anterior a la Pascua. A partir de los datos bíblicos, la reflexión teológica mostrará que la divinidad y la humanidad de Jesús se unen en la persona divina del Hijo de Dios, del Verbo eterno.

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