La Justicia como Equidad: El Test de la Envidia de Ronald Dworkin

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Ronald Dworkin nos pide que imaginemos que los recursos de toda la sociedad están a la venta en una subasta de la que todos somos participantes con igual capacidad de compra: todos partimos con cien conchas para pujar por los recursos sociales. Según Dworkin, esta subasta, si funciona —y si no funciona, siempre podría repetirse hasta que funcione— tendrá que superar el test de la envidia: todo el mundo deberá estar contento con su resultado. Si esto es así, todo el mundo habrá sido tratado con igual consideración: partiendo de iguales circunstancias, habrán terminado con aquellos recursos que ellos mismos habrán elegido, y serán enteramente responsables de los costes de sus propias decisiones.

El Test de la Envidia y el Liberalismo Igualitario

El test de la envidia expresa la visión liberal igualitaria en su forma más defendible. Si pudiera ser realizado perfectamente, se cumplirían los tres objetivos principales de la teoría de Rawls:

  1. Respetar la igualdad moral.
  2. Mitigar la arbitrariedad de las contingencias sociales y naturales.
  3. Obligarnos a aceptar la responsabilidad por nuestras elecciones.

Nadie puede quejarse por haber sido tratado con menor consideración en la distribución de recursos, porque si alguien hubiera preferido lo que tiene otra persona, podría haber pujado por ello.

Desafíos: Las Desigualdades Naturales

Desafortunadamente, una subasta tal sólo superaría el test de la envidia si asumimos que nadie está en desventaja en términos de dotación natural. Los incapacitados afrontan cargas extra a la hora de buscar una buena vida, cargas que limitan su capacidad inicial. ¿Cómo lidiamos con estas desigualdades naturales? Dworkin propone identificar una distribución justa de recursos imaginando una parte inicial de recursos que luego es modificada como resultado de las pujas de los individuos en la subasta hipotética y de sus hipotéticas suscripciones a pólizas. Dworkin reconoce que su esquema no garantiza que se puedan mitigar todas las desigualdades, pero tampoco piensa que esto sea posible: no podemos aspirar a una teoría perfecta, sino a una teoría de lo segundo mejor.

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