Literatura Española: Poesía, Prosa y Autores Clave del Siglo XV al Renacimiento
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La Poesía del Siglo XV
Se inicia una vuelta al mundo clásico. Esta tendencia se mostrará, sobre todo, en el plano formal (gran presencia del hipérbaton) y en la incorporación de cultismos. Las referencias a la mitología clásica empiezan a darse también con más profusión.
Asimismo, se acrecentará el interés por las lenguas romances. La influencia de los grandes autores italianos, Dante Alighieri y Francesco Petrarca, será notable. Se desarrollará una poesía lírica de tipo culto. La prosa se diversifica y tendrá un máximo exponente en los libros de caballerías.
El Romancero
Con el nombre de Romancero se conocen principalmente los poemas narrativos que surgen durante el siglo XV, y que reciben el nombre de romances. Se trata de una composición de arte menor, formada por versos octosílabos que riman en asonante los pares, quedando sueltos los impares, y que no tiene un número fijo de versos. Los poetas de los siglos XVI y XVII, atraídos por la sencillez y la versatilidad de su estructura, emplearon muy a menudo el romance para sus creaciones. Por ello, tenemos que hablar del Romancero viejo y del Romancero nuevo. La clasificación según sus temas da lugar a los romances de tema épico-nacional, fronterizo, líricos y novelescos.
La lírica culta del siglo XV
La lírica culta del siglo XV castellano surge bajo la influencia de dos grandes manifestaciones poéticas anteriores: la poesía trovadoresca provenzal y la poesía italiana de los siglos XIII y XIV, representada por Dante Alighieri y Francesco Petrarca.
Los rasgos principales de esta poesía son los siguientes:
- Predominio del amor cortés, heredado de los trovadores, según el cual la dama se convierte en el señor feudal de quien depende el poeta, que hace las veces del vasallo. La tendencia a la idealización de la dama no la exime de una marcada crueldad con respecto a su enamorado.
- Cancioneros: La mayor parte de la poesía cortesana del siglo XV se recopiló en antologías de extensión variada denominadas cancioneros, por lo que a esta poesía cortesana se la llama también poesía de cancionero.
Jorge Manrique y las Coplas a la muerte de su padre
La obra de Jorge Manrique es exclusivamente poética, siendo Coplas a la muerte de su padre su obra más importante. Se trata de un extenso poema de cuatrocientos ochenta versos distribuidos en cuarenta coplas de doce versos cada una, escritos como elegía por la muerte de su padre, don Rodrigo Manrique, y como reflexión sobre la vida y la muerte.
- Aspectos métricos: el esquema métrico utilizado en las Coplas es una sextilla doble, llamada copla de pie quebrado o copla manriqueña, con la siguiente distribución de rimas y versos: 8a 8b 4c 8a 8b 4c; 8d 8e 4f 8d 8e 4f.
- Estructura:
- El primer bloque, lo general, abarca las coplas I a XXIV y trata sobre la muerte y su significado desde el punto de vista cristiano y humano. Una serie de preguntas acerca de qué fue de los grandes personajes de un tiempo aún cercano, de sus lujos y de sus vidas: la muerte lo ha borrado todo.
- El segundo bloque, lo particular, se centra en la vida y la muerte del padre del poeta. La segunda parte, que constituye un arte de buen morir o ars moriendi, nos presenta la llegada alegórica de la Muerte y el último trance de don Rodrigo.
- Temas:
- La fugacidad de la vida. Desde la primera copla se nos presenta que todo es pasajero ante el poder de la muerte.
- Menosprecio de la vida terrenal, que aparece supeditada a la vida celestial, considerada como la auténtica vida.
- Poder igualador de la muerte. Ante ella todos los seres humanos son iguales.
- Existencia de tres tipos de vida: terrenal, celestial y de la fama.
Las Coplas de Jorge Manrique presentan dos aspectos significativos de gran relevancia. El primero es su carácter de obra prerrenacentista, ligado a la idea de la fama que acabamos de comentar: la preocupación por dejar memoria de nuestros actos en el mundo afirma el tono humanista del poema. El segundo aspecto es la imagen serena y casi amable de la muerte, que se presenta como un personaje bondadoso y dialogante.
Lazarillo de Tormes: Realismo y Crítica Social
Las primeras ediciones del Lazarillo conocidas son de 1554, pero en 1559 fue incluido en el Índice de libros prohibidos. El autor aún permanece desconocido. Bajo el realismo de la obra, subyace un modelo literario clásico: El asno de oro, el relato costumbrista de aventuras del latino Apuleyo, en el que aparece ya la idea de la sucesión de diversos amos y hay un tono satírico similar. La novela está escrita en forma de larga carta redactada por Lázaro, considerada como epístolas, que abundaban en las novelas sentimentales. El Lazarillo está lleno de anécdotas populares de tradición oral. La pareja del ciego y su criado se encuentra a menudo en el folclore. A pesar de su marco literario, la originalidad del Lazarillo consiste en su realismo; el Lazarillo se lee como si fuera la autobiografía real de un personaje auténtico. La novela está planteada como una epístola autobiográfica en la que el protagonista narra su vida para defenderse de ciertas acusaciones. En las protestas del protagonista, que afirma creer en la virtud de su esposa, se esconde su cínica aceptación del adulterio. Su estructura es lineal; cada tratado está dedicado a uno de los amos, aunque los tres primeros, que corresponden con la infancia del protagonista, son más extensos.
En primer lugar, se puede considerar como una novela de aprendizaje que narra la evolución del protagonista desde la infancia hasta la edad adulta. El Lazarillo contiene una fuerte crítica social. El concepto de honra es también objeto de la ironía del autor del Lazarillo e incluso es el motivo del relato de Lázaro. Por último, se trata también de una novela que comparte la crítica de Erasmo al concepto de religión imperante, pues denuncia la mezquindad del clérigo de Maqueda, los engaños del buldero y la hipocresía del Arcipreste de San Salvador. Se ajusta al ideal de la naturalidad y la verosimilitud. El narrador utiliza con frecuencia refranes y frases hechas. La presencia constante de la ironía, que se manifiesta a veces con dobles sentidos, juegos de palabras y comentarios humorísticos, es notable.
Poesía Lírica en el Siglo de Oro: Influencia Italiana y Petrarquismo
En el Siglo de Oro español tiene lugar una verdadera revolución lírica por medio de la influencia italiana. El petrarquismo es una nueva forma de entender el amor cortés provenzal. En la poesía de Petrarca, el amor cortés se cristianiza; las damas se transforman en ángeles, criaturas divinas de una belleza perfecta e inalcanzable por su virtud. Este se divide en el primer Renacimiento y en el segundo. En el primero, los endecasílabos se combinan en diferentes estrofas: el soneto, los tercetos encadenados (epístolas), la lira, la octava real y la estancia. Pero también se percibe la influencia del Renacimiento italiano, especialmente el Cancionero de Petrarca. Y, por otro lado, está el segundo Renacimiento que se ambienta en el tiempo de Felipe II, que sigue con sus moldes italianizantes. En la poesía religiosa hay dos líneas: la ascética, que reflexiona sobre la búsqueda esforzada de la perfección moral, y la mística, que describe la experiencia misteriosa de la unión con Dios. Entre los poetas más destacados están San Juan de la Cruz y Fray Luis de León.
Garcilaso de la Vega: Caballero Renacentista y Poeta del Amor
Garcilaso de la Vega es el prototipo de caballero renacentista. En sus composiciones, Garcilaso canta al amor de una mujer llamada Elisa, a la que se ha identificado con Isabel Freyre, una dama portuguesa que acompañaba a la emperatriz. Seguramente, el poeta la conoció al año siguiente de casarse con Elena de Zúñiga. Isabel contrajo matrimonio más tarde y murió de parto en 1533.
La obra poética de Garcilaso consta de tres églogas, dos elegías, una epístola a su amigo Boscán, la Oda a la flor de Gnido, cuatro canciones y treinta y ocho sonetos. Casi todos sus poemas son de tema amoroso, siempre con el tono típico del petrarquismo. El enamorado consagra su vida y su obra a una mujer que nunca le corresponde. En consonancia con la doctrina neoplatónica, el amor y la mujer se idealizan, pues son un camino para acercarse a la suprema belleza. Garcilaso utiliza la mitología clásica. La influencia de Petrarca es notable, y en los primeros poemas se advierten ecos de la poesía cancioneril del siglo XV.
En un paisaje idílico varios pastores se lamentan de sus sufrimientos amorosos:
- Égloga I: En ella, el pastor Salicio se lamenta del rechazo de Galatea, mientras que Nemoroso llora la muerte de su amada.
- Égloga II: Albanio, desesperado por el desdén de Camila, intenta quitarse la vida.
- Égloga III: A orillas del Tajo, cuatro ninfas tejen escenas de amor; tres de ellas son de tema mitológico y la cuarta es el amor desdichado entre Nemoroso y Elisa.
En sus descripciones de la belleza femenina y del locus amoenus aparecen epítetos y símiles, hipérbatos, repeticiones y simetrías.