La Literatura del Siglo XX: Entre Guerras y Realismos

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La Generación Perdida Norteamericana

La Generación Perdida norteamericana, con autores como John Dos Passos, se caracterizó por su compromiso político y la innovación en técnicas narrativas. Dos Passos, con novelas como Manhattan Transfer y la trilogía U.S.A., nos ofrece la cara oculta de una América corroída por la frivolidad y la degeneración. En ambas obras, utiliza un montaje cinematográfico con fragmentos de historias, conversaciones, recortes de prensa, anuncios y otros materiales.

John Steinbeck, quien trabajó como agricultor, albañil y vigilante nocturno, plasmó su conocimiento de la gente humilde y su habla popular en sus novelas. Las uvas de la ira narra con sencillez y crudeza el peregrinaje de una familia por todo el país en busca de trabajo.

Ernest Hemingway, con su vida aventurera, creó personajes movidos por resortes elementales: la atracción por el peligro, la violencia y el amor físico. Estos personajes desafían al destino para sobreponerse al miedo a la muerte y a lo desconocido, buscando consuelo, como su creador, en la bebida. Adiós a las armas, basada en su experiencia como soldado, ofrece una visión decepcionante del amor y la guerra. Por quién doblan las campanas, ambientada en la Guerra Civil Española, es un canto al espíritu de sacrificio y solidaridad.

F. Scott Fitzgerald encarnó la desorientación y el malestar de su época. Aficionado a las fiestas elegantes, los hoteles de lujo y la bebida, acabó arruinado, despreciado por el público y hundido en el alcohol. En El gran Gatsby, usó su propia experiencia para retratar a una generación carente de valores morales, deslumbrada por el éxito social y el dinero.

El Neorrealismo Italiano

Tras la Segunda Guerra Mundial, Italia reaccionó contra la deshumanización de las vanguardias. Influenciados por el cine y el marxismo, los escritores se centraron en la realidad de su país: la guerra, el campo, la ciudad, el campesinado, etc., para denunciar las injusticias con un lenguaje directo y coloquial.

Alberto Moravia conjugó en sus novelas lo social y lo existencial. Sus personajes, inauténticos, insolidarios y faltos de fe, se refugian en el sexo o caen en la pasividad, el hastío y la autodestrucción. Los indiferentes es un retrato de la alta burguesía hipócrita y depravada. La Romana narra la historia de una cortesana corrompida por su madre, que aspira a un futuro mejor para su hijo.

El Realismo Socialista Ruso

En la década de 1930, bajo el poder de Stalin, el arte se puso al servicio del Estado en Rusia. La literatura resultante se conoce como realismo socialista. La simplificación ideológica, la ausencia de crítica al sistema, el abandono de la intimidad y el rechazo a la novedad estética malograron los resultados (con excepciones).

Máximo Gorki, perseguido por el zarismo, escribió La madre, novela que serviría de modelo al realismo socialista. Cuenta cómo una mujer sufre penalidades y sustituye a su hijo deportado a Siberia en la difusión de ideas revolucionarias, muriendo por ello.

Mijaíl Shólojov, con El Don apacible, narra una epopeya del pueblo cosaco en la orilla del río Don durante la Primera Guerra Mundial y la Revolución. La objetividad, la precisa ambientación geográfica e histórica y el buen trazado de los personajes la convierten en una de las mejores novelas rusas.

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