El Mandamiento del Amor: Fundamentos y Significado Cristiano
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El Mandamiento del Amor
Jesús, al decir que hay que amar a todos, lleva al extremo la universalidad del amor, incluso a las personas que parecerían indignas de todo amor. Este mandamiento constituye una novedad, así se afirma en el Sermón de la Montaña. Esa novedad consiste en que el amor cristiano es el mismo amor que Dios tiene a los hombres, manifestado en la vida y muerte de Jesús. Dice a sus discípulos: igual que os he amado, amaos entre vosotros. El amor que los cristianos han de tener y mostrar hacia los hombres, incluso enemigos, es el mismo con el que Cristo se entregó a la muerte por el bien de todos.
Este mandamiento es muy importante. En el Nuevo Testamento, la realidad del amor y la realidad de Dios se identifican. Hay cuatro pasajes del Nuevo Testamento que lo demuestran:
- El primero se halla en el Evangelio de Juan: "A Dios nadie lo ha visto jamás, es el Hijo único, que es Dios y está al lado del Padre".
- El segundo repite lo mismo en un diálogo: "Felipe, quien me ve a mí está viendo al Padre".
- El tercero nos sitúa en otro registro: "Cada vez que lo hicisteis con un hermano de esos más humildes, lo hicisteis conmigo".
- El cuarto repite la negación que el primero: A Dios nadie lo ha visto jamás, es el Hijo único.
Los cuatro culminan así: Dios es amor. Lo que manifiesta esta afirmación es la vida de Jesús y lo que ha significado para la humanidad.
Para encontrar a Dios, el amor que hay que practicar se llama caridad, se traduce del griego agape y significa el amor de Dios en su origen, que aparece en Jesucristo y es infundido por el Espíritu Santo en nosotros.
Dios es el centro de la vida, del corazón, del alma, de las fuerzas de los hombres. Aceptarlo significa amarlo. La fuerza del amor a Dios será su única norma.
Jesús también dice el segundo mandamiento, semejante y próximo al primero. El amor al prójimo no se puede separar del amor a Dios. Es característico y propio de la doctrina de Jesús el asociar ambos (el de amor a Dios y al prójimo) en una misma perspectiva.
Amar al prójimo no significa amar a Dios "sobre" todas las cosas, sino "en" todas las cosas, y todas las cosas en Dios.