El Manierismo: Características y Representantes
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El “manierismo” es el estilo artístico creado en Italia a finales del Renacimiento, es decir, en la tercera d cada del siglo XVI. Se llamó así ya que los artistas creaban sus obras “a su manera”. En ella se pierden los patrones clásicos. Se caracteriza por ser un estilo en el que abunda la tensión frente al equilibrio clásico, el agobio espacial, la luz tremolante, un cromatismo intenso, volumetría en las figuras, expresividad y la inquietud y sorpresa. El uso de formas poco naturales, la acentuación de lo inusual, el convencionalismo en el color y las proporciones, disposiciones o posturas de las figuras humanas tanto esculpidas como pintadas. Como características principales de las distintas manifestaciones artísticas son:
Arquitectura:
se manifiesta la angustia y desequilibrio en la desaparición del orden y la armonía, a favor de la monumentalidad y el dinamismo. Como podemos ver en el palacio del Té del arquitecto Giulio Romano.
Artes plásticas:
encontramos dramatismo, formas sinuosas, que suponen desequilibrio y tensión, apartándose por tanto de la belleza clásica. La figura serpentinata se convertirá en uno de los elementos característicos de la pintura y la escultura. También destacar en pintura el alargamiento de las figuras, alterándose las proporciones anatómicas a voluntad del propio artista, como también el uso arbitrario del color. Los artistas más representativos son Giambologna en escultura como su rapto de las sabinas, Tintoretto o El Greco en pintura.
Es un mural hecho al temple y óleo sobre yeso seco, en el que se representa la escena de cuando Jesús, durante la última cena, comenta que alguien le ha traicionado, por ello podemos apreciar los gestos que hacen cada uno de los personajes, tanto de asombro, incredulidad o cólera al saber sobre la noticia que da Jesús. En cuanto a la composición, esta es muy geométrica, basada en las divisiones verticales, horizontales y diagonales; la figura de Jesús de composición triangular centra la obra y los apóstoles se distribuyen en grupos de tres. Podemos apreciar el uso de la perspectiva lineal, dibujándose perfectamente con los casetones del techo, convergiendo en la cabeza de Jesús. La intención era crear un efecto ilusionista en la sala donde fue realizada la obra y que el espectador formara parte de ella. Por último, con respecto a la luz, podemos apreciar un foco de luz frontal y otro secundario trasero, a través del uso de sistema de ventanas, al que le gustaba recurrir el artista, que realza la figura central y da la sensación de que la obra tiene luz natural, además de dar profundidad espacial con el uso de la perspectiva aérea, muy utilizado por Leonardo.