Miguel Hernández: Evolución Poética, Temas y Estilo

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La poesía de Miguel Hernández

Evolución poética

Primera etapa

Comprende las tentativas iniciales. La producción hernandiana comienza con Perito en lunas (1933), poemario de inspiración gongorina y vanguardista que se caracteriza por su complejidad y barroquismo. Posteriormente, escribe textos de temática religiosa y mística, publicados en la revista El Gallo Crisis. En 1936 aparece El rayo que no cesa.

Segunda etapa

Corresponde a la poesía comprometida: Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1937-1938), que incluye textos de temática social, combativa, política y también de dolor.

Última etapa

Corresponde a los poemas escritos en la cárcel. Se reúnen en el Cancionero y romancero de ausencias (escrito entre 1938 y 1941) y el conjunto de Últimos poemas.

Temas principales

Los temas centrales en la obra de Miguel Hernández están vinculados a su concepción de la vida y a su compromiso social.

  • La pena. El sufrimiento existencial y la convicción de su destino trágico dominan la producción poética del autor. La pena se vincula a otros temas como el amor, la muerte y la ausencia.
  • Amor. Ligado a la pasión y al erotismo, se relaciona con el dolor ante el sino adverso y con la culminación de la unión conyugal y la maternidad.
  • Odio, la acechanza entre los hombres. Estos temas resurgen en una época trágica, marcada por las guerras: a la crueldad del ser humano, convertido en fiera, el poeta opone el amor, la solidaridad, la esperanza.

Estilo y métrica

Después del artificio de sus primeros poemas, que incluyen cultismos y neologismos, su lenguaje poético se va depurando. Utiliza un vocabulario sencillo y expresiones nominales y verbales de exaltado dramatismo. A partir de El rayo que no cesa, sobresale el uso de símbolos:

  • El toro: símbolo de su destino trágico, la virilidad y la búsqueda amorosa.
  • Los cuchillos y puñales: relacionados con la muerte, la tragedia y el amor.
  • La bestia, el tigre: la guerra, símbolo del odio y la guerra.
  • El vientre femenino: que representa el amor y la vida.

En sus poesías, destaca el uso de metáforas e imágenes, y los recursos de repetición: estructuras paralelísticas, anáforas y repetición de palabras. En cuanto a la métrica, encontramos formas cultas —octavas reales—.

El rayo que no cesa

El tema central de este libro es el sufrimiento amoroso. El yo poético, sumido al principio en la soledad, se muestra después amenazado por un destino trágico y, desde una visión contradictoria del amor, se lo equipara con el dolor y la muerte; en algunos de estos poemas aparece el símbolo del toro. En este poemario se incluye la célebre «Elegía a Ramón Sijé», amigo del autor. Los elementos de la naturaleza del ámbito rural que compartieron ambos sirven para expresar el dolor por su pérdida y la integración del ser humano con la tierra.

Cancionero y romancero de ausencias y Poemas últimos

Este libro recrea los elementos centrales de la poesía de Miguel Hernández: las heridas de la vida, el amor y la muerte, la concepción trágica de la existencia.

La voz poética ha perdido todo, sufre de ausencia y falta de libertad: la guerra y la cárcel le han separado de sus seres queridos.

Aparece un mundo lleno de ira, acecho, rencor, del que solamente el amor puede liberarlo, solo el amor triunfa ante el odio. En este sentido, destaca la importancia del tema del hijo, fruto y culminación del amor a su mujer: la maternidad, el vientre de su mujer, es su único lazo con la vida. Hay alegría por el nacimiento del primer hijo y profundo dolor por su muerte; después, con el segundo vuelve la esperanza, pero también el lamento por las privaciones que sufre (en el célebre poema titulado «Nanas de la cebolla»).

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