El Moisés de Miguel Ángel: Una Obra Maestra del Renacimiento

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Sin embargo, imaginándola a la altura para la que fue concebida, la figura parece serenarse. Según el historiador de arte Erwin Panofsky, los sucesivos pisos previstos en la tumba de Julio II representaban una ascensión del alma según la filosofía neoplatónica, que tanto influyó en el artista. Moisés, junto con un nunca realizado San Pablo, personificaban la vita activa y la vita contemplativa. En un nivel inferior, se encontraban esclavos (en la imagen) y alegorías de la Victoria. Los esclavos debían interpretarse como una alegoría del alma humana privada de libertad y esclavizada por la materia, mientras que las victorias representarían el alma humana en estado de libertad, tras vencer a las pasiones gracias a la razón, aunque todavía en el mundo inferior. Moisés, en un nivel superior, está contemplando el esplendor de la luz divina, y su expresión es la de un ser liberado de las cadenas de la materia.

Interpretaciones de la Obra

Hay otras interpretaciones de la obra, lo que refleja su complejidad. Para algunos estudiosos, el momento representado es aquel en que Yahvé comunica a Moisés que no verá la Tierra Prometida.

Características Formales y Estilísticas

Destaca la monumentalidad de la figura, cuya sensación de tridimensionalidad es impactante. La relativa estabilidad se ve dinamizada por cierta dislocación del contrapposto y por el giro de la cabeza. Giorgio Vasari cuenta que Miguel Ángel empezó a esculpir al profeta de frente y en solo dos días lo hizo girar a la izquierda. Aunque la composición en conjunto es básicamente cerrada, la dirección que toma la mirada de Moisés y la posición un tanto inestable y resbaladiza de las tablas nos fuerzan como espectadores también a romper este carácter cerrado del conjunto.

La luz no incide en el Moisés con la suavidad y homogeneidad con que lo hace en sus obras juveniles: el artista ha realizado en la figura profundas hendiduras (barba, cuencas de los ojos, interior de los pliegues) para crear zonas de sombra que intensifican la volumetría, el dinamismo de la composición y su potencia dramática.

Técnica y Acabado

En cuanto al aspecto técnico, el trabajo del cincel llega a extremos de un virtuosismo insuperable. En el acabado, como en otras obras del artista, se utilizaron para darle ese brillo final ovillos de paja, piedra pómez, entre otros.

Influencias

Entre las influencias que recibe el escultor, podríamos destacar la del Laocoonte, descubierto en 1506, obra que impresionó profundamente a Miguel Ángel, y que pudo incentivar en él su tendencia a la monumentalidad, a la musculatura ciclópea y al trabajo en barbas y cabellos.

La Terribilitá de Miguel Ángel

La obra expresa quizá como ninguna otra la dimensión sobrehumana de las creaciones miguelangelescas, su famosa terribilitá.

Restauración

Después de una restauración de casi tres años, que se pudo seguir en directo y a través de Internet, el Moisés ha vuelto a estar expuesto al público desde el año 2003.

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