Movimientos artísticos del siglo XX: Simbolismo, Fauvismo, Futurismo, Expresionismo, Dadaísmo y Surrealismo

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Simbolismo

El Simbolismo, contemporáneo al Postimpresionismo, representó una evolución del Impresionismo hacia una perspectiva más espiritual. Surgió como una respuesta al materialismo, el moralismo y el racionalismo predominantes en la era industrial. Los artistas simbolistas buscaron evadir la realidad a través de la creación de un universo propio, donde el misterio, el sueño y la sugestión eran los elementos centrales de su lenguaje artístico. Gustave Moreau (1826-1898) es un claro exponente de esta corriente, como se aprecia en su obra La danza de Salomé (1876).

Neoimpresionismo

El Neoimpresionismo se distingue por sus composiciones meticulosamente calculadas, que dan la impresión de "congelar la imagen". La técnica del puntillismo, que consiste en la aplicación de pinceladas en forma de puntos, es una de sus características más notables. A diferencia del Impresionismo, donde el color predomina sobre el dibujo, el Neoimpresionismo busca un equilibrio entre ambos. Georges Seurat (1859-1891) y Paul Signac (1863-1935) son dos de sus principales representantes. Entre las obras más destacadas de Seurat se encuentran Una tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte (1884-1886) y Modelo de perfil (1886-1887). De Signac, podemos mencionar La boya roja.

Fauvismo

El Fauvismo tuvo su origen en el Salón de Otoño de 1905. El crítico Louis Vauxcelles acuñó el término "fauves" (fieras) al observar una serie de pinturas con colores intensos y exaltados, expuestas junto a una pieza de estilo clásico. El Fauvismo se caracteriza por la primacía del color, el uso de colores estridentes y alejados de la representación naturalista, la ausencia de armonía cromática y un aspecto general rudo, áspero e inacabado. Los temas principales abordados por los fauvistas fueron el paisaje y el retrato. Henri Matisse (1869-1954) es uno de los máximos exponentes del Fauvismo. Entre sus obras más emblemáticas se encuentran Lujo, calma y voluptuosidad (1904), Mujer con sombrero, La mujer de la raya verde (1905) y Desnudo azul.

Futurismo

El Futurismo fue fundado en Italia por Filippo Tommaso Marinetti, quien redactó el Manifiesto Futurista, publicado en 1909. Este movimiento buscaba romper con la tradición, el pasado y los convencionalismos de la historia del arte. Sus pilares eran la poesía, el valor, la audacia y la revolución, promoviendo el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada irreverente. Los futuristas exaltaban lo sensual, lo nacional y lo guerrero, adoraban la máquina y buscaban retratar la realidad en movimiento. Rechazaban la estética tradicional y ensalzaban la vida contemporánea, con la máquina y el movimiento como temas dominantes. Sus obras se caracterizan por el uso de colores puros y formas geométricas, así como por la representación del movimiento y la velocidad, lograda a través de la representación sucesiva de los objetos en varias posiciones o mediante el difuminado, un recurso que se ha popularizado en los cómics y los dibujos animados. Entre los artistas futuristas más destacados se encuentran Umberto Boccioni, con obras como Elasticidad y La ciudad que emerge, y Luigi Russolo, autor de Dinamismo de un automóvil.

Expresionismo

El Expresionismo fue un movimiento cultural que surgió en Alemania a principios del siglo XX. Se caracteriza por la deformación de la realidad para expresar de manera subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando prioridad a la expresión de los sentimientos sobre la descripción objetiva de la realidad. Los expresionistas defendían un arte personal e intuitivo, donde la visión interior del artista ("expresión") prevalecía sobre la plasmación de la realidad ("impresión"). Con colores intensos y una temática centrada en la soledad y la miseria, el Expresionismo reflejó la amargura que invadió a los círculos artísticos e intelectuales de la Alemania prebélica, así como de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y del período de entreguerras (1918-1939). Edvard Munch es uno de los máximos exponentes del Expresionismo. Su obra El grito es un ejemplo paradigmático de este movimiento. En ella, predominan los colores cálidos en el fondo, una luz tenue y una figura principal que grita con desesperación en un sendero con vallas que se pierde de vista. Al fondo, se aprecian dos figuras con sombrero, apenas distinguibles. El cielo y el resto del fondo parecen fluidos y arremolinados.

Dadaísmo

El Dadaísmo fue un movimiento cultural que surgió en 1916 en el Cabaret Voltaire en Zúrich, Suiza. Fue propuesto por Hugo Ball, autor de los primeros textos dadaístas. Posteriormente, se unió el rumano Tristan Tzara, quien se convertiría en el emblema del Dadaísmo. Este movimiento se oponía al concepto de razón instaurado por el Positivismo y se caracterizó por su rebelión contra las convenciones literarias y artísticas. Marcel Duchamp es uno de los artistas dadaístas más reconocidos, con obras como La fuente y Jugadores de ajedrez.

Surrealismo

El Surrealismo fue un movimiento artístico y literario que surgió en Francia a partir del Dadaísmo, en la década de 1920, en torno a la figura del poeta André Breton. Los pintores surrealistas buscaban liberar la imaginación accediendo al subconsciente, la parte más profunda del ser humano, que se manifestaba a través de los sueños. Su ideal estético era lo maravilloso, logrado a través de la unión de dos objetos incongruentes en un contexto ajeno a ambos. El propósito de los surrealistas no era "hacer arte", sino explorar posibilidades. Su tema principal era el mundo onírico. En cuanto a las técnicas, empleaban el automatismo, que consiste en dibujar o escribir sin una lógica aparente, dejando la mano libre; la desorientación reflexiva, que implicaba la asociación de objetos extraños, surgidos libremente del subconsciente, en espacios lógicos y realistas; y el frottage, que consiste en obtener un dibujo mediante el frotamiento de la superficie de los objetos. También utilizaban técnicas dadaístas como el fotomontaje, el objeto encontrado y los materiales de desecho. Entre los artistas surrealistas más destacados se encuentran Salvador Dalí, autor de La persistencia de la memoria, un óleo sobre lienzo que representa un paisaje simple con el mar al fondo y una formación rocosa a la derecha, donde cuatro relojes, reblandecidos por el paso del tiempo, simbolizan la memoria; Joan Miró, con su obra Carnaval del arlequín, considerada el inicio de su etapa surrealista; y René Magritte, autor de Los amantes y Madame Récamier.

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