Música Española para Piano: Explorando la Suite Iberia y la Danza de los Caballeros

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Suite Iberia

38. Evocación de la Suite Iberia

Compuesta entre 1905 y 1909, la Suite Iberia de Isaac Albéniz se considera una de las obras más importantes de la literatura pianística española. Consta de cuatro cuadernos, cada uno con tres piezas. El Corpus Christi en Sevilla, la pieza más extensa del primer cuaderno, destaca por su complejidad técnica. La escritura en tres pentagramas en algunos pasajes y las numerosas indicaciones de matices, fraseo y expresión que dejó Albéniz son remarcables. La pieza inicia con una representación pianística de redobles de tambor, seguida del primer tema, la marcha, con la indicación Allegro giocoso. Le sigue un segundo tema, la saeta, de aire más tranquilo. Tras una transición de carácter flamenco, llegamos a un desarrollo rico contrapuntística y rítmicamente. La pieza concluye con un nuevo tema, muy calmado, en pianissimo. El ritmo es vivaz, pero a la vez procesional. La articulación staccato de la mano derecha subraya el ritmo. El inicio también contribuye a la rítmica animada. La melodía popular empleada es la célebre La Tarara, que combina saltos con grados conjuntos. La textura se complica, haciendo la obra bastante difícil dentro del repertorio pianístico. Esta pieza es la única de la suite que, al describir minuciosamente el desarrollo de la procesión con sus distintos episodios, podría inscribirse en el género programático. Solo en ella hay una intención descriptiva, confiada a ciertos recursos tímbricos. Se utiliza mucho el pedal.

Romeo y Julieta

44. Danza de los Caballeros

Romeo y Julieta es un ballet de Sergei Prokofiev, compuesto en 1935, basado en la obra de Shakespeare. La música del ballet sirvió de base para tres suites orquestales y diversas obras para piano. Es el primer gran ballet del periodo soviético y la primera adaptación coreográfica duradera. Sus obras constituyeron, en esa época, uno de los principales centros de interés de la cultura soviética, aunque, paradójicamente, fueron objeto de ásperas controversias ideológicas. El ballet se estrenó en Checoslovaquia en diciembre de 1938, antes de ser representado dos años más tarde en Leningrado. La creación de este ballet fue difícil; los bailarines lo declararon imposible de bailar por su complejidad rítmica. La enorme partitura de Romeo y Julieta confirma el retorno de Prokofiev a la música tonal, si bien la obra conserva, en las escenas que así lo exigen, la violencia armónica de sus obras futuristas o expresionistas. Realizó dos primeras suites de orquesta, compuestas de siete números; algunas piezas se repiten tal cual aparecen en el ballet, y otras están constituidas por varias escenas. Es una de las obras más apreciadas del compositor. Este breve fragmento, el más conocido del ballet de Romeo y Julieta, pertenece a la secuencia lógica del mismo: Danza de los Caballeros. La característica fundamental es el dibujo perfecto de un acorde menor, basado en un pesado ritmo con puntillo. La música que se desprende de estos compases es arrogante. Los instrumentos de viento metal realizan un acompañamiento contundente en compás binario, mientras los violines exponen el tema principal. La caja y otros elementos de la percusión refuerzan algunas notas.

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