Neoclasicismo: Arte, Arquitectura y Escultura de la Ilustración

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Neoclasicismo: El Arte de la Razón

El Neoclasicismo es el arte de la Ilustración, el arte de la razón. Surgió como una reacción al Barroco y al Rococó, estilos considerados como el arte de la apariencia, lo retorcido y caprichoso, es decir, lo no racional. Desde sus inicios, el arte neoclásico se caracterizó por ser academicista, con principios estéticos dictados por una autoridad que definía el buen gusto y establecía lo correcto. Esta autoridad artística estaba ligada a las academias de artes creadas por los reyes ilustrados, lo que implicaba un cierto encorsetamiento de la labor artística y un freno a la creatividad.

Los revolucionarios encontraron en el Neoclasicismo la exaltación de la democracia griega o de la República Romana, la primacía de la razón frente a la aristocracia. Por ello, fue el estilo adoptado por los revolucionarios y Napoleón. Su cuna fue Francia, desde donde se extendió por Europa junto con las ideas liberales.

Arquitectura Neoclásica

La arquitectura neoclásica no se caracterizó por ser innovadora, sino que se inspiró en los monumentos de la antigüedad grecorromana. Se retomó la importancia de la columna antigua, utilizando los tres órdenes clásicos. Se levantaron templos y monumentos conmemorativos, como arcos del triunfo. Los frontones se poblaron de estatuas al estilo antiguo, y los edificios tomaron como modelo los templos de la Acrópolis ateniense.

La belleza y la especialidad se basaron en la pureza de las líneas arquitectónicas, en la simetría y en las proporciones matemáticas. Se buscó una organización lógica de los edificios, en la que se relacionaran los espacios con los usos. Este arte reaccionó contra los efectos decorativos del Barroco y del Rococó, priorizando la sencillez y el predominio de lo arquitectónico sobre lo decorativo. Cada autor imprimió su propia personalidad.

Una figura importante fue Juan de Villanueva, diseñador del Museo del Prado. Sus obras se iniciaron en 1785, destinado a ser museo y academia de las ciencias, para exponer colecciones, celebrar actos académicos, estudios e investigaciones. En 1819 se convirtió en museo de pintura, con un diseño original, variado y compacto.

Escultura Neoclásica

La escultura neoclásica se inspiró en los modelos de la antigüedad romana. Alejada del movimiento y la expresividad barrocos, buscó un arte sereno pero expresivo. La importancia y abundancia de los modelos antiguos fue tal que el neoclasicismo se dedicó en gran medida a copiarlos. Los temas mitológicos fueron recurrentes, así como los retratos, sobre todo bustos. Los materiales más utilizados fueron el mármol blanco y el bronce.

La alta nobleza dejó de ser el principal cliente, siendo sustituida por una burguesía de gustos más prosaicos.

Antonio Canova fue un autor destacado, que siguió con fidelidad los postulados de los teóricos clasicistas. Poseía una riqueza formal e intelectual superior. Estudió las obras de la antigüedad y se instaló en Roma. Sus temas mitológicos destacaron por su elegancia y sensualidad. Concibió la escultura como una sublimación de las formas de la naturaleza, buscando el ideal de belleza de los modelos clásicos, como en sus obras "Las Tres Gracias", "Venus y Marte" y "Eros y Psique".

Pintura Neoclásica

La pintura neoclásica surgió como una reacción a la divertida y fresca pintura rococó, inspirándose en el orden y el equilibrio, y reflejando modelos escultóricos coloreados. Los pintores se refugiaron en el relieve antiguo. No aportó grandes novedades en cuanto a representación ni técnica.

Jacques-Louis David (1748-1825) fue el pintor clave del neoclasicismo francés. Compartía las ideas revolucionarias de la Revolución Francesa. Muchos de sus cuadros expresan ideas de libertad ante el tirano, valores cívicos, patriotismo y heroísmo. Fue el pintor favorito de Napoleón I. David se convirtió en el cronista de los acontecimientos históricos de su época (Juramento del Juego de Pelota, Asesinato de Marat, Coronación de Napoleón, etc.). Sin embargo, no actuó como un cronista neutral, sino que, como partidario de la Revolución, tomó partido por los acontecimientos que narraba y utilizó su arte para heroizarlos.

Entre sus cuadros más importantes se encuentra La muerte de Marat (1793), que presenta al héroe agonizante, con una gran mancha de luz, gran volumen y modelado, sosteniendo su testamento político en el pliego en su mano izquierda, como una tarea que ha de ser seguida por los revolucionarios.

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